Elizardo: un ser solidario
con sus semejantes

Elizardo: un ser solidario<BR>con sus semejantes

Mis amables lectores estarán pensando que yo me he dedicado a escribir panegíricos de amigos que fallecen, pero indudablemente ocurre que los llamados por el Señor en estos días han tenido una especial gravitación en mi vida.

De ahí que, conmovido por la partida hacia la otra vida de Elizardo Pérez Espinosa, me siento impulsado a dedicarle lo que sale de mi corazón a un ser tan singular que, con su carácter único, supo abrumar con su afán de hacer el servicio comunitario en todos los órdenes, ya que su actividad estuvo presente tanto en sus empresas, como en su familia y en el servicio.

Elizardo Pérez Espinosa, después de padecer una larga enfermedad postrado por tanto tiempo en su lecho, entregó su alma al Padre el pasado jueves 11, dejando en todos los que lo consultábamos y admirábamos un vacío difícil de llenar por sus singularidades, que las prodigaba generosamente en las cosas que beneficiaban a la comunidad y al país.

Conjuntamente, al desarrollar su vida profesional y empresarial, dedicó esfuerzos notables para fortalecer el leonismo en el país, desde su primer club del Ensanche Ozama, hasta el otro club, el Naco, proyectando su entusiasmo, pensamientos y apoyo a muchos leones, que lo tuvieron como un mentor imprescindible para todo lo que fuera servir a los demás.

Y sirviendo a los demás, se destaca lo que llevó a cabo en su comunidad natal de El Cachón, en Barahona, donde dejó plasmada su obra en numerosas obras dedicadas a elevar el nivel educativo de su comunidad y contribuyendo a la superación de muchos jóvenes sureños.

En el leonismo prodigó su liderazgo, generosidad y entusiasmo para fortalecer a los clubes. Para muchos de sus compañeros fue un apoyo imprescindible y pudieran llegar a posiciones relevantes de esta institución de servicio, cosas a las que él no aspiraba, ya que procuraba servir como un hijo de Dios y hacerse un militante en el amor al prójimo.

No hay dudas que la partida de Elizardo deja un vacío grande en las actividades de servicio. Ojalá que sus compañeros asimilen la gran responsabilidad que adquieren para recoger la bandera que él ha dejado en el camino. Que ellos continúen fortaleciendo las actividades de servir a sus semejantes, que en leonismo, alcanza su máxima expresión en el nosotros servimos.

Con Elizardo compartí muchos momentos de gran actividad comunitaria. Ocurrió que en septiembre de 1971, siendo él gobernador del Distrito leonístico R, me tomó el juramento como león del club de Bonao durante su visita oficial.

Luego, a sus insistencias por varios años de la década del 90, me impulsó a que me postulara para la gobernación del Distrito R-3, cargo que a mucha honra desempeñé, sin hacer quedar mal a mi patrocinador, hombre tan peculiar y querido que hoy lo lloramos quienes bien lo queríamos.

Para Francia, su viuda, sus hijos, hermanos y demás familiares que vibre en ellos la satisfacción de que Elizardo supo cumplir con el postulado de amar al prójimo a través del servicio. Su labor quedó como incentivo para que otros, en un momento dado, puedan llevar a cabo las hazañas de servicio que él supo realizar con mucha voluntad y amor.

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