WASHINGTON (EFE).- La lucha contra la droga en América Latina registró avances significativos este año, según el informe anual del Departamento de Estado, que elogia especialmente a Colombia y México, pero se muestra preocupado con Bolivia y Perú.

   En una rueda de prensa para presentar el «Informe sobre la Estrategia Internacional para el Control de Narcóticos», la secretaria de Estado adjunta para Asuntos Globales, Paula Dobriansky, aseguró que «se han registrado logros positivos en numerosos países desde América Latina hasta el sureste asiático».

   El subsecretario de Estado para la Lucha contra la Droga, Robert Charles, se mostró más preciso y destacó en particular los progresos obtenidos en México y Colombia, que pese a todo sigue siendo el país de origen del 90 por ciento de la cocaína y el 50 por ciento de la heroína que entran en territorio de EEUU.

   En Colombia -un «motor de verdadero cambio en el hemisferio Occidental», afirmó Charles- se han producido «verdaderos progresos» y se han batido las marcas de erradicación, dado que en 2004 se incautaron 178 toneladas métricas de cocaína y se rociaron 136.555 hectáreas de coca y 3.060 hectáreas de opio.

   Lo positivo, según destacó el alto funcionario, es que no se ha detectado el llamado «efecto globo», por el cual el cultivo erradicado en un área se traslada a otro.

   «No estamos viendo, realmente, un efecto globo. En lo que respecta a toda la región en 2003, se produjo una reducción regional del 16 por ciento en los cultivos, algo notable en sí mismo. En 2004, los primeros indicios es que, aunque es algo complicado (la reducción) sigue siendo firme», afirmó Charles.

   Otro país donde se han obtenido grandes resultados ha sido México, donde, según Charles, «el liderazgo del presidente Vicente Fox ha marcado una diferencia» y se ha producido un «palpable» aumento de la cooperación en áreas como la erradicación o la detención de narcotraficantes. «La tendencia general es buena», afirmó el alto funcionario.

   Si Colombia y México son un ejemplo del camino a seguir, en Bolivia y Perú el esfuerzo «podría ser más firme», según el subsecretario.

   Aun así, destacó, en Bolivia el presidente Carlos Mesa ha confirmado su compromiso con la lucha contra la droga y excedido su meta inicial de erradicación de 8.000 hectáreas.

   El informe indica que en Bolivia la producción de coca creció un 6 por ciento el año pasado y se ha detectado un crecimiento gradual desde 2001, centrado en especial en zonas no tradicionales de cultivo, como las Yungas, donde los cocaleros han emigrado desde Chapare, la zona tradicional de cultivo.

   En Perú, el Gobierno de este país «debe estar constantemente en guardia contra la posibilidad futura de que una erradicación constante se vea neutralizada por un aumento de las plantaciones», agregó el alto funcionario.

   En el resto de los países andinos, EEUU destacó los esfuerzos del Gobierno venezolano y su «eficacia» en la lucha contra el narcotráfico.

   La situación de Ecuador, entre Colombia y Perú, convierte a este país en territorio de tránsito para el contrabando de drogas aunque, de acuerdo con el informe, la incautación de narcóticos se incrementó el año pasado en la frontera norte gracias al refuerzo de la actividad policial y militar.

   Los países del Cono Sur siguen siendo de tránsito para los traficantes de drogas que llevan su producto desde la región andina a Europa y Estados Unidos.

   En Centroamérica, el Departamento de Estado disculpa la situación de Guatemala -donde continúa el flujo de «grandes cargamentos» de cocaína-, al indicar que el nuevo Gobierno ha expresado su compromiso en la lucha contra el narcotráfico.

   Otro país que causa preocupación en el Departamento de Estado es Haití, cuya posición geográfica, la debilidad de sus instituciones y la extrema pobreza le han convertido en un enclave importante para los traficantes de drogas que transportan cocaína de América del Sur hacia EEUU.

   El informe, que el Departamento de Estado debe presentar al Congreso por ley antes del 1 de marzo, se ha hecho público con tres días de retraso, según sus portavoces para que la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, tuviera ocasión de revisarlo.