La exposición “Alma adentro”, de la consagrada artista dominicana Elsa Núñez, está en el Centro León para el disfrute de los amantes del arte.
Elsa Núñez, artista magistral con una imagen tan poderosa como sensible, es y ha sido reverenciada por una multitud de admiradores. Entre ellos, Francisco Comarazamy, periodista de élite, dedicaba a Elsa un elogio memorable: “Esta sensitiva artista maneja la visión y el espíritu, para que la pintura sea una ilusión grata a los ojos y el alma, una pintura mensajera como el ritual de una homilía”.
El mismo comunicador ilustrado escribió que su obra “nace y se manifiesta rigurosamente lírica en trepidantes trozos del alma”.
Esta simbiosis de espiritualidad, videncia e introspección, vuelta pintura, el Centro León la celebra, titulando la estupenda muestra de Elsa Nuñez , “Alma adentro”.
Una exposición singular. Es, creemos, la primera exposición que el incomparable centro de arte y cultura presenta de Elsa Nuñez. La crisis de salud demoró, varios meses, un acontecimiento muy esperado, de hecho merecido homenaje: Elsa Núñez es inconfundible en su exaltación de la historia del arte, expresionista, romántica, simbolista. Gracias a su dominio plástico y su capacidad de renovación, ella evoluciona del clasicismo a la modernidad, de la figuración a la abstracción, y viceversa…
Su pintura expresa también una correspondencia con las otras cumbres de la creación: música, danza, literatura, teatro, cine.
“Alma adentro” ha destacado ese pluralismo y simultaneidad en la selección de obras expuestas. Luego, aparte de metáforas y alusiones a las demás artes dentro de los cuadros, toda gran pintura suscita un estímulo perceptivo y sicológico que sobrepasa la fruición solamente visual…
Caminamos lentamente, en un “peregrinaje” por las sucesivas etapas de la exposición: Permanencia del llanto, Transformaciones estéticas, Elogio del trabajo, Mujer, Ciclos de vida y arquetipos y Experiencias matéricas.
La obra de Elsa Núñez, aparte de nuestra profunda amistad, siempre nos ha motivado: decenas son los textos que ella nos inspiró, sin contar una monografía y un ensayo para el catálogo de esta misma exposición. Si comentamos varias de las obras expuestas en Santiago, ahora las redescubrimos con un inmenso placer e interés.
Las exposiciones personales de Elsa Núñez han sido muchas y siempre sustanciosas, comenzando desde el final de los años estudiantiles, hasta llegar a una magna retrospectiva que enfatizó medio siglo de creatividad y oficio. En el Centro León, no se evaden el orden retrospectivo ni la misma historia de una labor impresionante, pero lo que distingue esta exposición de las anteriores, se sitúa en el carácter antológico.
La curaduría experta a cargo de Paula Gómez y Miguel Piccini ha optado por una selección, no solamente de obras, sino de temas, períodos y estilos, por una Elsa Núñez mayormente figurativa y figura cimera del expresionismo dominicano.
Siendo esta antología una joya de la museografía y el montaje, quisiéramos destacar sus cualidades. Contribuyen a que resalte el encanto de cada cuadro, de cada colocación grupal, de cada ámbito conceptual.
Una museografía exquisita. Para que una exposición despliegue todo su potencial, la museografía juega un papel fundamental, y la escenografía se convierte en una verdadera arquitectura interior, puesta al servicio de los objetivos plásticos.
La grandiosa sala de exposiciones en la segunda planta del Centro –allí se despliegan las obras de Elsa Núñez- permite jugar con la superficie, entonces realzada por el buen diseño museográfico: los espacios, horizontales y verticales, destacan un circuito estudiado con divisiones interiores y una disposición pensada de las obras y los textos.
Obviamente, Leticia Moronta y Paula Flores han elaborado guión y recorrido, junto con los curadores.
La funcionalidad museológica impera y nos guía por la trayectoria de Elsa Núñez, mostrada desde sus inicios particularmente dramáticos hasta llegar al clímax de los abstractos.
Queremos mencionar las gamas de colores, con sus atrevidas y atractivas tonalidades, las cuales no temen contrastar con la paleta de Elsa Núñez y proyectan una luminosidad circundante, real y simbólica, mientras el foco de luz sobre el cuadro se hace sutil y mesurado.
La colocación de los títulos, de los textos, y sobre todo los paneles explicativos, contribuyen a la animación reinante. No solo vemos sino sentimos que las obras de Elsa tienen vida propia y reflejan su vida interior. Así, en el espacio mayor, los retratos colgantes de Elsa Núñez y Angel Haché “centralizan” el maravilloso amor de la pareja…
Otro elemento cumbre es la gran mesa circular con su video del obelisco y de la pintura de las Hermanas Mirabal.
¡Un aporte tecnológico fascinante, tan aleccionador como hermoso!
La unidad estética que resulta de la sucesión, clara y bien manejada, de los ambientes invita a mirar constantemente, a devolverse aun para recordar algún dato, detalle o escrito poético …. Cuando salimos, quisiéramos que la exposición continúe y nos brinde más obras, ¡tan ligero, entretenido y agradable ha sido ese itinerario por el arte de Elsa Núñez! (continuará).