Hoy 
Por FIOR GIL
La embajada de Cuba en el país negó ayer que ejerciera presión a los organizadores de la Feria Internacional del Libro para que no se presentara en el evento a la escritora cubana Zoé Valdez, pero admitió que rechazó, en un marco de respeto y mucha delicadeza, que esta fuera incluida en la delegación que representa esa nación.
El reclamo que hizo la embajada de Cuba, es con respecto a que ella viniera como representante de la delegación cubana. Zoé Valdez, es una cubana, pero no se debe invitar como parte de nuestra delegación, dijo el agregado de prensa de la embajada Adolfo Alonso García.
El funcionario dijo que esa legación diplomática, respeta el derecho que tienen los organizadores de la Feria Internacional del Libro de invitar a quienes decidan pero lo que nosotros rechazamos y lo hicimos en un marco de respeto e incluso con mucha delicadeza, fue que se incluyera a Zoé Valdez, como miembro de la delegación cubana.
Aclaró que en la Feria del Libro participa una delegación importante de intelectuales cubanos, entre estos el escritor Carlos Martí, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y el escritor López Sacha, que pronunciaron una conferencia magistral en dicha feria, sobre el tema cubano.
Refirió que en la Feria hay un stand de Cuba con buena literatura y reiteró que la embajada por los canales establecidos de manera respetuosa, sin presiones, como se ha estado especulando, tramitó su queja, con mucha racionalidad y ética, porque estamos hablando con un país amigo, con el cual tenemos y mantenemos muy buenas relaciones diplomáticas.
La noche del pasado martes se desató en la Feria Internacional del Libro la protesta de un grupo de dominicanos, simpatizantes del régimen de Fidel Castro, tras la conferencia Cuba: ficción y realidad, de la escritora cubana exiliada Zoé Valdez.
En un intento por boicotear la actividad, los amigos de Cuba se agolparon al pie de la escalera de la Sala de la Cultura del Teatro Nacional, sin que miembros de la Policía Nacional, vestidos de gris, así como de la seguridad privada, con camisetas negras, le permitieran el paso.
Dentro de la sala, a puerta cerrada, se desarrollaba la conferencia, desde donde se escuchaban los gritos de los manifestantes, ¡Yo quiero subir! ¡No vamos a soportar censuras!.
