El embajador dominicano en Bruselas, Bélgica, Alejandro González Pons, denunció ayer que la campaña en contra del Estado dominicano que lleva a cabo de manera sistemática el padre Christopher Hartley tiene el propósito de que el país sea condenado en alguna instancia internacional por presuntos maltratos a los haitianos.
El embajador dominicano, en Bruselas, Bélgica, Alejandro González Pons, denunció ayer que la campaña en contra del Estado dominicano que lleva a cabo de manera sistemática el padre Christopher Hartley en el plano internacional, podría influir negativamente en los tratados comerciales.
Dijo que Hartley desarrolla una campaña negativa a escala internacional en contra de la República Dominicana y pretende que el país sea condenado por alguna instancia jurídico-política internacional bajo la acusación, de que se violan los derechos humanos, especialmente los laborales de los obreros haitianos que trabajan en el sector agrícola y en otros productivos.
Con esta campaña, basada en distorsiones y mala fe, se pretende impedir que fluyan libremente las condiciones comerciales favorables que para la República Dominicana se derivan de la firma del Tratado de Asociación Económica con la Unión Europea, mejor conocido por sus siglas en ingles EPA, expresa González Pons, en un documento para la prensa.
Busca dañar. A su juicio, pese a que las condiciones del acuerdo favorecen a los productos nacionales, Hartley arremete especialmente contra el sector azucarero, tratando de impedir que se beneficie de las oportunidades que la demanda del mercado europeo le ofrece al azúcar dominicana, hoy más competitivo, productivo y basado en mejores condiciones de trabajo para los dominicanos y haitianos que laboran, manifestó el embajador.
El diplomático González Pons sostuvo que cuando se ataca al sector azucarero se busca que al país, como un todo, se le recorte su acceso a los programas de cooperación en los que participa.
Declaró que se busca también que se anulen las ventajas comerciales que otorgan los acuerdos firmados con los Estados Unidos, el Tratado de Libre Comercio (DR-Cafta) y el Acuerdo de Asociación Económica (EPA).
Además, el embajador explico que se quiere que las inversiones extranjeras directas se congelen, que el flujo turístico se reduzca y, eventualmente, sea condenado y aislado políticamente por la comunidad internacional.
Es decir, lo que se intenta es que se condene al pueblo dominicano a mayor desempleo y a peores condiciones de acceso a la salud, la educación, la vivienda, agregó González Pons.
Señaló que Hartley no reconoce el beneficio que reciben los haitianos.
Un plan de ataque. González Pons manifestó que el padre Hartley continuará su campaña internacional en contra del país porque, al parecer, este es el nicho que le lleva a la consagración.
El embajador dominicano en Bruselas indicó que el cura hará caso omiso de los grandes avances alcanzados en la mejoría de los ingresos y de las condiciones de trabajo y vida en los sectores del azúcar, cacao, banano, café, arroz y construcción, en los que laboran miles de trabajadores haitianos, los cuales, junto a sus familiares, se acercan ya a más de un millón de habitantes en la República Dominicana, la mayoría viviendo de manera ilegal.
Antecedentes
Voces en defensa
1 de abril 2009
El padre Víctor Rodríguez afirma que el Grupo Vicini colabora. El párroco dice que mejoran las condiciones de los braceros y denuncia que Hartley cerró todas las ayudas dirigidas a los pobres.
El senador de Monte Plata
21 de agosto 2009
El senador por Monte Plata, Charlie Mariotti, afirmó que los supuestos maltratos a los ciudadanos haitianos en los bateyes donde trabajan en el país denunciados por el padre Christopher Hartley ponen en peligro el acuerdo de importación de azúcar entre la República Dominicana y la Unión Europea.
Padre Hartley persigue crear opinión
El embajador dijo que con esta línea de trabajo el padre Hartley intenta construir, a nivel de la opinión pública internacional, una percepción distinta de la realidad que se vive en el país y, como se sabe, la primera puede ser más importante que la segunda y, en consecuencia, puede influir o condicionar las acciones de aquellos que toman las decisiones, sobre todo a nivel político.
Refirió que es un hecho verificable que en la sociedad dominicana de hoy existe un Estado de derecho que defiende y garantiza los derechos políticos y sociales de sus ciudadanos y de los extranjeros que viven en el país, y que, en consecuencia, asegura, entre otras muchas cosas, se pueda discutir sobre las condiciones en que se ejerce el trabajo y los niveles de los salarios existentes.
El Código de Trabajo lo establece y las organizaciones sindicales se encargan, con toda libertad, de discutir esos temas, incluso mediante la presión de la huelga; y, aunque el trabajo en el sector azucarero resulta duro como en todas partes, atrás quedaron los tiempos de condiciones laborables inaceptables, dijo.
González Pons declaró que a pesar de las pretensiones de Hartley el país es reconocido hoy día por la comunidad internacional como una sociedad abierta que, pese a sus múltiples carencias y dificultades, que nadie niega, busca con constancia y afán mayores niveles de desarrollo económico y social para su gente, mayor desarrollo e implantación del Estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, sin olvidar la constante consolidación de las instituciones democráticas que impulsa.