En HOY, del 26 de enero último, el embajador del Estado de Israel en nuestro país, Moshe Sermoneta, vertió una exposición plagada de inexactitudes, dominada por la manipulación, pretendiendo justificar lo injustificable y lo indefendible en defendible.

En múltiples entregas HOY en las últimas dos décadas, he explicado cómo los gobiernos israelíes han ignorado las resoluciones de las Naciones Unidas porque aceptándolas, y conforme a la versión del expremier y hoy ministro de Defensa, Ehud Barak, el Napoleón israelí, “Israel no existiera”.

Es incierto que los palestinos rechacen al Estado judío, porque el desaparecido rais Yasser Arafat, aceptó el 04-09-94 al Estado judío y la resolución 242 de la ONU, del 22-11-67 que impuso a Israel desocupar los territorios en la guerra de ese año llamada de Los Seis Días.

En ese acuerdo se formalizó además, en Sharn el Sheij, aplicar el de Wye River del 23-10-98, referente a la retirada israelí de Cisjordania.

El 17-03-10 y el 20-01-11, el madrileño diario El País ilustra la ocupación creciente de colonias judías en Cisjordania, símil del Lebensráun (espacio vital) que invocó Adolfo Hitler para iniciar la invasión a Europa por Polonia. La versión judía del Gran Israel que expuse en HOY del 04-06-99.

En Cisjordania, territorio cedido por el rey Hussein de Jordania para concretar el Estado Palestino, existen 304,500 colonos judíos, ocupando un 42% del territorio, mientras en la Franja de Gaza no hay un solo colono judío.

Esa doble versión explica que Iamail Haniyeh ha conducido correcto el problema judío-palestino, señalando que no hay nada que tratar ni conversar con los judíos sin aplicar las resoluciones de la ONU, comenzando por la 181, 242 y las demás, que el Estado de Israel, apoyado  por el imperio, nunca ha acatado, y así no se vale, embajador Sermoneta. ¿O se vale?