Embajadora de España despide
a Hans y Marie Hertell

<p>Embajadora de España despide <br/>a Hans y Marie Hertell</p>

POR INGRIS LEYBA
Las despedidas regularmente son tristes, pero cuando se trata de decirle hasta luego a personas que durante años desempeñaron una gran labor a favor de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y República Dominicana queda como recompensa, la satisfacción del deber cumplido.

Consciente de esto, y en un ambiente de relación fraternal, la embajadora de España, María de la Almudena Mazarrasa Alvear ofreció una recepción en ocasión de despedir al embajador de los Estados Unidos Hans Hertell y su  esposa Marie de  Hertell, quien termina su gestión diplomática luego de seis años de servicios en el país.

El encuentro de despedida se realizó en la residencia de la diplomática española, quien recibió personalmente a cada uno de sus invitados, entre ellos embajadores acreditados en el país, funcionarios gubernamentales, políticos, empresarios e invitados especiales.

La recepción, cargada de buen gusto y distinción, transcurrió entre saludos e intercambios de impresiones entre los invitados, quienes utilizaron la oportunidad para reencontarse con viejos amigos, mientras degustaban una copa de vino.

En sus palabras de bienvenidas, María de la Almudena Mazarrasa Alvear manifestó que más que  una despedida, era un acto de homenaje en  nombre de todos los embajadores, por los grandes lazos de amistad que los unen, ya que de manera conjunta han participado de los  valores propios de la vieja Europa.

Bromeó acerca de que Hans y Marie Hertell prometieron  regresar a visitarlos al país, “sino cumplen, que quede asentado hoy, buscamos una embarcación y nos vamos todos a buscarlos a Puerto Rico y le caemos de sorpresa allá”, lo que provocó carcajadas entre los presentes.   

De su lado, el agasajado, agradeció por la recepción y sostuvo que las relaciones bilaterales entre España y  Estados  Unidos son excelentes, y que muestra de ello era la gran diversidad cultural que existe entre ambas naciones.

Finalmente la diplomática les obsequió una guía arquitectónica de Santo Domingo y un libro de Cristóbal Colón, a cuyo término ofreció un brindis con cava catalana.

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