Embarazadas no deben ser sometidas
a cirugías refractivas

<p>Embarazadas no deben ser sometidas<br/>a cirugías refractivas</p>

Ver con claridad, leer o trabajar sin espejuelos y vivir sin preocuparse por problemas visuales, son algunas de las múltiples ventajas que ofrece la cirugía refractiva a pacientes con miopía, hipermetropía o astigmatismo, aunque las embarazadas y otras personas en condiciones especiales no deben ser sometidas al procedimiento.

La doctora María Teresa Salazar, especialista en cirugía refractiva y de córnea de Centro Láser, explica que todo paciente precisa de una evaluación oftalmológica previa para determinar cuál debe ser el tratamiento a emplear según su patología y características particulares.

 Asegura que las embarazadas deben esperar a que concluya la gestación, dado que su proceso hormonal es muy cambiante en ese estado, lo que puede afectar su agudeza visual.

La estabilidad de la agudeza visual es un factor importante para la selección del paciente, ya que no debe haber tenido un cambio notorio de la misma en un período de 12 meses, «por eso debe pedírsele al paciente la receta de sus lentes y realizar una buena refracción», acota.

«Al paciente debe evaluársele la tensión intraocular y realizar un fondo ocular, para observar el estado del nervio óptico y de la retina», explica Salazar. «De encontrarse algún defecto en retina periférica, debe ser tratado antes de ser sometido a cirugía refractiva».

Igualmente, individuos con cataratas, úlceras corneales activas, cicatrices en la córnea o un leucoma corneal muy centrales que dificulten la agudeza visual, no podrán ser sometidos a cirugía refractiva hasta que dichos problemas sean corregidos por un profesional de la Oftalmología. La presencia de un queratocono -deformidad de la córnea que la adelgaza-, descalifica al paciente para la cirugía refractiva, pero existen otros métodos con los que puede tratarse dicha patología. El paciente debe ser sometido a estudios previos a la operación -topografía corneal o Pentacam y aberrometría tipo Frente de Onda-, para determinar cual modalidad de cirugía refractiva es la más conveniente. «Antes de la cirugía también es de gran importancia medir el tamaño de las pupilas en diferentes condiciones», agrega.

A pesar de que la cirugía refractiva es indolora y hay diversos estudios sobre su aplicación en niños, niñas y adolescentes, la cirujana de Centro Láser no aconseja su utilización en menores de 18 años, dado que el ojo cambia y su tamaño aumenta gradualmente hasta alcanzar esa edad.

Defectos refractivos

El ojo normal o emétrope produce una buena visión a cualquier distancia, porque las imágenes son refractadas justo en la retina. Concentra los rayos de luz incidentes paralelos sobre la fóvea centralis, o pequeña depresión en la retina.

La miopía es uno de los defectos de refracción más comunes. Se origina cuando el ojo es más grande de lo normal y la córnea más curva. Debido a esto, la imagen se forma delante de la retina y el paciente no ve a grandes distancias, pero sí de cerca.

 En la hipermetropía, el ojo es más pequeño de lo normal y la imagen se forma detrás de la retina. El paciente hipermétrope tiene dificultades para ver objetos muy cercanos a él y en ocasiones también afronta dificultades para ver a gran distancia.

Una irregularidad en la curvatura de la córnea da lugar al astigmatismo, el cual impide el enfoque preciso a distancias cercanas o lejanas.

Este defecto refractivo -refiere Salazar- puede estar acompañado de miopía o hipermetropía, dualidad que puede ser corregida mediante la cirugía refractiva.

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