Embarazo molar, cuando la espera se convierte en enfermedad

Embarazo molar, cuando la espera se convierte en enfermedad

Para Rosa, aparentemente todo marchaba normal. Las náuseas, vómitos, el vientre abultado y hasta los sorpresivos antojos. Sin duda, eran los principales síntomas para que así lo fuera.

Habían pasado 13 semanas luego de recibir la agradable noticia de un nuevo embarazo, por lo que el regocijo familiar era tan grande que incluso su esposo, muy a regañadientes, había bautizado a la criatura con el nombre de Jermenson Phillip.

Una mañana, cuando asistía a su cita médica, se entera a través de un examen sonográfico que su útero y placenta poseían un tamaño anormal que no correspondían al tiempo del embarazo y lo que aún es peor, el tejido placentario mostraba la ausencia de un embrión.

El diagnóstico era poco alentador. Para el especialista todo indicaba que se trataba de un embarazo molar, diagnóstico posteriormente confirmado vía un examen patológico.

Inmediatamente, un estado de incertidumbre confundido con miedo se apoderó de esta joven mujer, ya que en lugar de un embarazo, en su vientre se estaba gestando una enfermedad cuya consecuencia mayor es el desenlace de un tipo de cáncer, que se relaciona con el proceso de gestación, denominado coriocarcinoma.

El caso de Rosa es un número más dentro de una estadística inexistente en el país. Una enfermedad poco común. Según estudios realizados en países desarrollados, esta enfermedad se registra en una proporción de 1 a 1000 embarazos.

Ante este caso poco común, muchos son los que se preguntan ¿qué es una mola y cómo se puede originar este tipo de embarazo?

Para el ginecólogo Eleazar Santana un embarazo molar es definido como una gestación que desde el comienzo es anormal, en la que la placenta en una etapa muy precoz se transforma en una masa de quistes, semejante a un racimo de uvas blancas.

Este escenario plantea las condiciones para que el embrión no llegue a formarse en absoluto o lo hace de manera deforme y por tanto no puede sobrevivir. Este conjunto de quistes es denominado “masa hidatidiforme”.

A juicio de Víctor López, jefe del laboratorio de patología del Centro de Diagnóstico, Medicina Avanzada, Laboratorio y Telemedicina, (CEDIMAT), aún no se puede establecer a ciencia cierta la causa por la cual se produce esta anomalía. No obstante, lo aterrador de este problema es que entre el 20 y 27% de las mujeres que han tenido un embarazo molar completo presentarán lo que se llama mola persistente.

De acuerdo a López cuando se habla de mola, los especialistas se refieren a una alteración celular que origina de forma exagerada una segregación de gonadotrofina coriónica, hormonas que produce la placenta. Cuando existe una mola, los niveles de esta hormona llegan a ser hasta 10 veces más altos que lo normal.

No obstante, el ginecólogo Santana, quien también labora en CEDIMAT, explica que la mola se origina cuando un óvulo es fecundado por dos espermatozoides y un conjunto de cromosomas de la madre o ninguno, originándose lo que se llama triploidea.

Es decir, en un embarazo molar, los 23 cromosomas de la madre están presentes, pero existen dos grupos de cromosomas del padre, por lo que el embrión tiene 69 cromosomas en lugar de 46 normales.

Esta enfermedad se puede diagnosticar a través de un examen patológico, pero según Ligia Cardona, encargada del departamento de imágenes viscerales del centro asistencial, el estudio indicado para determinar una mola en imágenes es la sonografía, sobre todo una transvaginal.

A través de un examen sonográfico se puede encontrar un útero ensanchado, con múltiples imágenes hiperecogénicas, que en la pantalla se ven blancas con aspecto de algodón.

A entender de Santana esta enfermedad se puede manifestar de dos formas: completa e incompleta. La mola completa se produce cuando la placenta se convierte en un tumor y no existe embrión, mientras que la incompleta se presenta el tumor placentario pero con presencia de un feto. La mola completa es la más frecuente y representa el 80% de los casos.

El embarazo molar supone un riesgo para la mujer embarazada cuando la masa penetra profundamente en la pared uterina, lo que puede provocar una hemorragia aguda. A parte del útero, las hormonas (gonadotrofina coriónica) suelen alojarse en el pulmón, hígado y otros órganos del cuerpo. Estas hormonas tras el tratamiento médico se convierten para el especialista en un marcador tumoral.

Aparte del cáncer, la mujer puede correr el riesgo de padecer hemorragia, anemia, deshidratación a causa de los frecuentes vómitos e hipertiroidismo o aumento en la función de las glándulas tiroides.

Empero, a entender del especialista, para que se desarrolle un coriocarcinoma la mujer tiene que tener como condición básica un embarazo molar previo, antecedentes obstétricos como una cesárea, con un tiempo de realización de un año, aborto (voluntario o terapéutico) y una edad avanzada.

[b]¿Cómo se trata?[/b]

Luego de conocerse el diagnóstico médico sobre la enfermedad se debe proceder inmediatamente al tratamiento. De acuerdo a Santana lo que se hace es la extracción de todo el tejido molar del útero a través de un legrado o aspirado. En caso de que así lo necesite se procede a un segundo legrado a las 72 horas.

Posteriormente se procede a un seguimiento médico durante un año. Semanalmente el especialista indica pruebas de gonadotrofina coriónica para determinar los valores hormonales, a través de un método denominado inmunoanálisis enzimático por micropartículas. Estos valores deben llegar a cero, para que así la paciente esté curada. En caso de que exista la posibilidad de que se hayan quedado células tumorales, el ginecólogo refiere a la paciente a un oncólogo para ser sometida a quimioterapia.

[b]Síntomas[/b]

– Sangrado vaginal una semana o más después de la primera falta menstrual, por lo general de color oscuro.

– Naúseas y vómitos severos

– Dolor fuerte en el abdomen, debido a un útero demasiado grande a consecuencia de la creciente cantidad de quistes.

– Temperatura elevada

– Presión arterial sanguínea

[b] Recomendaciones[/b]

– Una vez conocidos los resultados sonográficos, la paciente debe esperar una semana para practicarse otro estudio.

– Debe realizarse otra prueba de embarazo.

– Luego del procedimiento médico, la paciente debe seguir al pie de la letra los mandatos del médico.

– La paciente no puede quedar embarazada en un tiempo de 18 meses.

– Debe tener cuidado con la ingesta de medicamentos que contengan hormonas.

– Una vez las hormonas estén en cero la paciente debe usar algún anticonceptivo.

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