Embarazos de adolescentes:
no hay pan debajo del brazo

Embarazos de adolescentes: <BR>no hay pan debajo del brazo

Cuando se habla de embarazos de adolescentes se piensa inmediatamente en las jóvenes. El asunto, sin embargo, es más complejo; incluye a los hombres que embarazan, a los hijos producto de esos embarazos, y a las familias de las jóvenes.

Hace 100 años, un embarazo a temprana edad era normal. La expectativa de vida era baja, la economía de autosuficiencia, el mercado laboral no requería educación, y las familias eran extendidas. Reproducirse era incluso rentable porque tener muchos hijos significaba asegurar mano de obra en la agricultura o el comercio familiar. Cada hijo venía con un pan debajo del brazo, decía el refrán.

La situación ahora es muy distinta. El mercado laboral requiere educación para ofertar mejores salarios y promoción, la expectativa de vida es mayor, y los hijos representan un costo en vez de un beneficio económico. Por eso los embarazos de adolescentes constituyen un problema para la madre y su familia, para los hijos, y la sociedad en general.

Un embarazo de adolescente puede ser el resultado de la relación entre una joven y otro joven, o entre una joven y un adulto. Si son dos jóvenes, la probabilidad de que se produzca un matrimonio estable es baja, además, ambos son incapaces de proveer económicamente, a menos que sus padres asuman la responsabilidad.

Si la concepción es producto de la relación entre una joven y un adulto, también es difícil concretar una unión marital. El adulto deja eventualmente a la joven porque su propósito en la relación era probablemente el aprovechamiento sexual, lo que el embarazo se encarga de eliminar.

Una vez la joven es abandonada con una criatura, se dificulta su educación y el acceso al mercado laboral. Peor aún, ante las dificultades, la joven tiende a buscar otras relaciones para salir de la dependencia económica de sus padres en la que se encuentra, a pesar de haber alcanzado cierta adultez por la experiencia sexual y maternal.

Entender que un embarazo a temprana edad causa problemas económicos, emocionales, e incluso de salud parecería sencillo. Pero los datos sobre embarazos de adolescentes en República Dominicana demuestran que muchas jóvenes no logran prever los problemas que se derivan.

Según la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud (ENDESA) 2007, alrededor de 20% de las jóvenes entre 15 y 19 años de edad estuvo embarazada. La probabilidad de un embarazo es significativamente mayor entre las jóvenes de menores recursos (37%) que entre las de mayores recursos (8%), y mucho mayor entre las jóvenes que no tienen educación (45%) comparado con las que tienen educación superior (4%).

Con embarazos a temprana edad, los pobres se hacen más pobres. Las adolescentes sufren las consecuencias negativas y también sus familias, que generalmente asumen la carga emocional y económica de proveer a los miembros llegados a destiempo.

En República Dominicana es claro que el Estado y muchas familias han fracasado en prevenir los embarazos de adolescentes. El país se coloca entre los de mayor tasa en América Latina.

Los datos muestran claramente que un mayor nivel educativo ayuda significativamente a reducir los embarazos a temprana edad, pero en República Dominicana se invierte poco en educación, la educación es de baja calidad, y el promedio nacional de escolaridad no alcanza el octavo curso de primaria.

Con un panorama educativo desolador, y la evidencia de que a menor educación mayor probabilidad de embarazos de adolescentes, estos embarazos son un reproductor de pobreza.

¿Cuándo entenderá un gobierno dominicano que invertir más y mejor en educación ayudará a enfrentar graves problemas sociales que aquejan el país?

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