Por JORGE RUEDA/Análisis Noticioso
CARACAS (AP) _ Notables diferencias han surgido entre izquierdistas latinoamericanos en el VI Foro Social Mundial en Venezuela esta semana, lo que refleja que en la región hay diversas visiones sobre cómo ayudar a los pobres y encarar los aspectos negativos de la globalización.
Algunos activistas dijeron acá que están de acuerdo con el presidente venezolano Hugo Chávez en que América Latina necesita un cambio radical alejado del capitalismo, pero otros argumentan que se debe aprovechar el libre mercado como lo hace Chile para convertirlo en una herramienta para ayudar a millones a combatir la pobreza.
Desde Chile a Venezuela varios líderes de izquierda han alcanzado el poder en recientes elecciones que dejan en evidencia la búsqueda de una alternativa diferente a la de los partidos tradicionales, cuyos dirigentes en la mayoría de esas naciones son vistos como corruptos e insensibles ante las penurias de sus pueblos.
El auge de la izquierda, sin embargo, para muchos está muy lejos de ser una señal de que los electores de la región están dispuestos a dar un giro definitivo hacia esa tendencia y mucho menos de que exista una postura monolítica entre los izquierdistas latinoamericanos.
La victoria electoral de izquierdistas como Evo Morales en Bolivia, Tabaré Vásquez en Uruguay o la de Hugo Chávez, ya hace algunos años en Venezuela, responde a particularidades históricas y realidades diferentes, pero sobre todo a la necesidad de un cambio, coinciden los analistas.
«En la América Latina está en pleno la discusión sobre qué es ser de izquierda, y no hay consenso en relación a eso, quizás hay algunos puntos de coincidencia como la lucha contra el neoliberalismo, un punto que de alguna manera participan todos aquellos que buscan un cambio social progresista, inclusivo, de mayor profundización de la democracia», comentó la activista e historiadora venezolana Margarita López Maya.
En la actualidad, son pocos los líderes izquierdista en América Latina que se identifican con aquella izquierda radical que en las décadas de los años sesenta y setenta se alineó con la Unión Soviética, soñó con monopolizar los medios de producción y dominar la política con un partido único, posturas que sumieron algunos países en guerras civiles y ayudaron sin querer, a plagar la región de dictaduras militares derechistas.
La elección de izquierdistas moderados como Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil o del saliente presidente chileno Ricardo Lagos –y su sucesora Michelle Bachelet–, «responden a situación históricas distintas, a grados de conciencia política distinta», comentó López Maya.
«La izquierda de Chávez es una cosa muy diferente a lo que es la izquierda de Evo Morales», acotó.
Mientras Morales llegó al poder apoyado por movimientos de indígenas, campesinos y ecologistas, entre otros, Chávez fue respaldado por una alianza electoral que «hoy en día es más una alianza militar. Aunque no lo parezca, al oir lo que dicen los militares venezolanos, eso es izquierda», indicó López Maya.
El presidente ha poblado de militares todo desde el monopolio estatal Petróleos de Venezuela hasta la agencia de recaudación de impuestos.
La economía venezolana, por su parte, está virtualmente bajo el control total del gobierno, quien desde 2003 ha ido ampliando esquema en que ejerce controles de precios, de cambio y de salarios, entre otros.
Países como Chile y Argentina, que sufrieron dictaduras militares, tienen un acercamiento hacia la democracia y la economía de mercado distinto al del mandatario de Venezuela, nación que no ha tenido una ruptura del hilo democrático desde 1958.
De alguna manera las traumáticas experiencias del pasado han influido en que los dirigentes de izquierda brasileños y chilenos desconfíen menos del libre mercado, busquen un cambio social desde un punto progresista y en consecuencia estén poco dispuestos a estar anclados a la vieja doctrina marxista-leninista de un estado centralista.
Un caso emblemático de esa necesidad de cambio social es la elección de la socialista Bachelet como la primera presidenta de Chile.
En un continente donde las mujeres en el poder han sido escasas, Bachelet es la primera elegida en las urnas sin la influencia de un marido o padrino político prominente. Además de ser separada, madre soltera, socialista y agnóstica, también es una más de las víctimas de tortura en la pasada dictadura del general Augusto Pinochet.
«Ella simboliza el perdón, la hija de un general torturado y muerto por otros militares; una ex prisionera política y dirigente de izquierda que logró reencontrarse con los militares y ahora tiene la tarea de dirigir los destinos de un país que tiene en el libre mercado su principal palanca de bienestar», dijo Luis Avendaño, un activista chileno de 35 años, que participa en el Foro.
El ex ministro y ex brazo derecho del presidente Lula Da Silva, José Dirceu, que participa como orador, expresó que con su variedad «la izquierda tiene condiciones de crecer y gobernar por muchos años en la región».
Su avance depende en buena parte «de la gestión de sus gobernantes y que no echen de lado a las políticas sociales», destacó.
La diversidad de los movimientos de izquierda en América Latina ha sido uno de los temas de más frecuente discusión en el Foro Social, que concluye el domingo.
«Es buenísimo escuchar los distintos puntos de vistas de variadas fuerzas políticas de la izquierda… después de (muchos) debates todavía no sé si hay una, dos o más izquierdas, lo único que tengo claro es que hay mucha gente preocupada y trabajando para cambiar el mundo para mejor», dijo José Mejías, un joven indígena boliviano de la etnia quechua.