WASHINGTON, (AFP) – Los emigrantes mandaron a América Latina y el Caribe un total de 58.900 millones de dólares en remesas en 2010, prácticamente sin cambios respecto al año anterior (58.800 millones), según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado este lunes.

El monto de remesas sigue siendo cerca de un 15% inferior al de 2008, cuando los migrantes enviaron a sus hogares en la región un monto récord de 69.200 millones de dólares.

La crisis económica internacional que se desató a mediados de ese año pasó factura a la comunidad migrante, pero en 2010 el monto de envíos se estabilizó e incluso aumentó, aunque con diferencias entre las diferentes subregiones, explicó el texto.

«Con la revaluación de las monedas locales y la creciente inflación las remesas que recibieron no llegaron a tener el mismo valor que el año previo», añadieron los expertos del BID.

 «Las transferencias de dinero a América Central aumentaron 3,1%, en parte porque mejoraron las perspectivas de empleo e ingresos de sus expatriados en Estados Unidos.

 En contraste, las remesas a países andinos bajaron 4,1%, reflejo del prolongado malestar económico en las naciones europeas donde reside buena parte de sus emigrados», explicó el texto.

Haití incrementó un 20% sus remesas. «Conmovida por el terremoto del año pasado, su diáspora envió casi 2.000 millones de dólares», explicó el texto.

Por el contrario, Brasil vio como las entradas de remesas caían un 15%, a 4.000 millones de dólares, «gracias a su sólido desempeño económico, que ofrece un poderoso incentivo a sus emigrados a retornar a casa».

 La apreciación del real respecto al dólar implicó también una reducción del 22,3% en el valor de las remesas. México es el primer receptor de remesas de la región, con casi 21.300 millones de dólares, y Guatemala se sitúa en segundo lugar, con casi 4.100 millones (5% de aumento).

La apreciación del peso mexicano impactó en un 7% el valor de las remesas, en Colombia 12,5%. Para 2011, el informe del BID pronostica que las remesas seguirán aumentando, aunque a tasas más modestas que las registradas antes de la crisis global.