Empantanado el caso Baninter.

Pasados diez meses del pasquín inicial, la «justicia» dilata, incidenta, demora, aplaza y en definitiva, se deniega.

Dejaron transcurrir semanas y meses mientras la Suprema requería ¡por dos veces! el dictamen de los fiscales sobre una recusación presentada contra el juez apoderado.

Deliberada pérdida de tiempo.

Aplican viejo truco jurídico de requerir dictámenes a funcionarios del Ejecutivo. Así interfieren e impiden el juicio.

Los medios de comunicación incautados son malversados, devaluados.

Piden hipócritamente no politizar el caso aunque es esencialmente político, además de judicial.

Perversamente chapucero desde su torpe inicio.

Dolo sobre dolo, fraude sobre fraude.