El necio empeño de la reelección costó demasiado al partido blanco y al país.
Al modificarse la Constitución, hace dos años, poca resistencia encontró aquella auténtica traición.
Solamente Hatuey y sus seguidores se mantuvieron fieles al principio cardinal perredeista de rechazar la reelección.
Hoy, Hatuey es el único dirigente nacional que se mantuvo siempre dentro del partido y su tradición.
Quien podría expulsar es él. Los demás se fueron, (a paso de vencedores! a trillar viejas sendas de traición. Historia reciente.
Un PRD desnaturalizado no le sirve al país.
Un PRD desertor de sus mejores causas, no merece la pena.