Hablan de «reforma fiscal».
Pasadas las elecciones, perdedores y ganadores reclaman a «los otros» que asuman responsabilidades ante el país.
Los que llegan encuentran que no hay ningún plan de la misteriosa reforma.
Hace catorce años, felizmente reinante el doctor, demandaban una reforma tributaria pero distinguiéndola cuidadosamente de la arancelaria. Aunque aranceles sean tributos.
Confusión y misterio rodearon siempre tal reforma.
Discuten y aprueban TLC sin previa reforma de los impuestos.
Quitan aranceles sin tener fuentes alternas. Parecen locos, pero no.
Subsidios, itebis, impuestos sobre la renta, devaluaciones, peajes, intereses y mil demencias más carecen de todo plan.
Como siempre.