[b]Repiten que debemos respetarnos.[/b]
Sacralizan la «propiedad», que es realmente sagrada.
Desde Moisés, por lo menos.
Pero hay realidades más sagradas todavía. Por ejemplo, la vida y la libertad.
Estos días muchos claman y reclaman respeto unilateral, aunque ellos no respetan.
Curiosamente, nadie reclama la sacratísima libertad de muchos detenidos e incomunicados por servicios militares de investigación. Anteayer llevaban ocho días mal presos, sin ser sometidos a la justicia, violando Constitución y derechos, incluso derechos de sus familiares.
Valoran más unas supuestas joyas que vida y libertad.
Así no se puede.
La «autoridad» se pierde cuando se abusa de ella.