Pusieron de moda la economía informal.

Hay una pobreza informal, maquillada, vergonzante, simultánea muchas veces con empleos de sueldos miserables.

Hernando de Soto, famoso economista peruano, señalaba que la informalidad perpetúa la pobreza. El trabajo no es suficiente aunque prediquen aviesamente lo contrario.

Según él, los pobres poseen enorme riqueza colectiva consistente en los terrenos donde viven. Pero no pueden mover tal riqueza porque carecen de títulos de propiedad formalizados.

Permanecen así marginados del crédito, del mercado hipotecario.

Si pretenden «luchar contra la pobreza» tienen que formalizar los derechos de propiedad de los pobres.

Además de aumentar salarios.