Antes, las guerras se ganaban y se perdían.
Ahora, no.
Al año de «ganarla» en Irak piden más dinero para continuarla.
Ahora quieren que la ONU legalice la inicial «torpeza infinita».
Ahora saben, como los franceses en Argelia, que hay guerras imposibles de ganar aunque nunca reconozcan que las perdieron.
Hablaron de «cruzadas» y de «eje del mal». Muy medieval.
Las invasiones a Afganistán e Irak ya produjeron muchos más muertos que las torres gemelas, si buscaban esa cuenta.
Ciento cincuenta mil millones de dólares cuesta esa ciega venganza, Afganistán aparte.
Muertos aparte.
Derechos violados aparte.
Sin contabilizar pánicos globales.