Vendieron un cuadro de Picasso por 104 millones de dólares.
El cuadro podrá valer lo que quiera decir el sacrosanto mercado, pero hay alguna insensatez en tal valoración.
¿Qué compraron realmente por esos 104 millones?
El derecho a mirar el cuadro, a venderlo, a ponerlo en cámara blindada, a alardear de su propiedad ymás nada.
Más que negocio, inversión.
En este mercado globalizado la propiedad, confuso derecho, es base sagrada de nuestra civilización.
Antiguamente era el derecho a usar, disfrutar y consumir un bien. Simplemente.
Hoy, complicada y sacralizada, la bendita propiedad es maldita para muchos, por inalcanzable para ellos.