A pesar de su estatus como la esposa del capo del narcotráfico más famoso del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Emma Coronel Aispuro llevaba una vida discreta… hasta que su esposo fue encarcelado de por vida.
Entonces, repentinamente, se convirtió en una figura en redes sociales. Hubo rumores de que lanzaría una línea de ropa. Incluso de una aparición en un reality show dedicado a las familias de los narcotraficantes.
Las acciones de Coronel no pasaron desapercibidas. Después de ser arrestada el lunes bajo cargos de asociación delictuosa para la distribución de drogas, hubo quienes se preguntaron si al asumir protagonismo se había convertido en un objetivo de las fuerzas policiales.
Su comportamiento llamó la atención en parte porque había llevado una vida relativamente discreta hasta el momento en que fue parte de un extenuante juicio que atrajo los reflectores internacionales. Pero sus acciones violaron las reglas no escritas para los familiares, especialmente los cónyuges, de llevar una vida discreta.
Hasta el juicio, “Emma se había mantenido en el anonimato como prácticamente todas las parejas sentimentales de los capos del cártel de Sinaloa”, contó Adrián López, director general del periódico Noroeste de Sinaloa. Luego, “ella empieza a tomar una actitud más de celebrity… creo que esto rompe una tradición de secrecía y un estilo dentro de los liderazgos del cártel de Sinaloa en específico”.
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A finales del año pasado, la periodista de investigación mexicana Anabel Hernández —quien ha escrito a fondo sobre el cártel de Sinaloa, incluyendo un libro publicado en 2019 sobre el diario del hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, líder de la organización— aseguró que una fuente le informó que a la madre de Coronel, Blanca Aispuro, le preocupaba la dirección que estaba tomando la vida de su hija.
La preocupación también aumentó entre los hijos de Guzmán y de Zambada, dijo Hernández, quien fue la primera periodista en entrevistar a Emma Coronel.
“La mamá también está preocupada que le pudieran hacer daño a Emma, algún cártel enemigo, como ella estaba muy suelta, como estaba muy en la calle, muy en los antros, muy en una vida social muy desenfrenada”, dijo Hernández que le había informado su fuente. “Tenía la mamá miedo que algo así le pudiera pasar o que podía ser blanco del propio gobierno”.
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Guzmán había estado casado en varias ocasiones; y como quedó claro durante su juicio en Nueva York, estaba lejos de ser un esposo fiel. Sentada en el juzgado, Coronel escuchó el testimonio de una mujer que detalló cómo ella y Guzmán habían escapado dramáticamente de un operativo de la Marina Armada de México en uno de sus escondites.
Describió haber salido apresuradamente de la cama, localizar una compuerta secreta y escapar por un túnel de drenaje, siguiendo a Guzmán, quien se encontraba desnudo.
Coronel se presentó todos los días con una sonrisa, lanzándole besos a Guzmán, pero “en realidad lo que me dicen es que estaba muy, muy enojada y muy dolida”, relató Hernández. “Y así, cuando concluyó el juicio, ella lo que decidió es vengarse y la manera de vengarse es hacerle ver a su marido de lo que se estaba perdiendo”.
Coronel, de 31 años, nació en San Francisco pero creció en la sierra de Durango que colinda con Sinaloa, una región pobre conocida como el Triángulo Dorado.
Coronel y Guzmán se casaron en 2007, cuando ella tenía 18 años. Él tenía 50 y era uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo. “No me imagino que ella tenía muchas opciones en realidad para decirle no, no me caso con usted”, declaró Hernández.
Durante un tiempo, el padre de Coronel, Inés Coronel Barreras, supuestamente estuvo a cargo del traslado de marihuana del cártel de Sinaloa hacia Arizona. En 2013 fue arrestado junto a uno de sus hijos y varios otros hombres en una bodega en la que también se localizaron armas y cientos de kilogramos de marihuana en Agua Prieta, Sonora, limítrofe con Douglas, Arizona.
Por varios años, la única fotografía pública de Emma Coronel era una imagen de 2007, cuando fue coronada como reina de belleza en un festival en Canelas, la localidad en la que creció. Portaba una enorme corona y sonreía discretamente mientras veía directamente a la cámara.
Después de su boda, desapareció de la vida pública hasta 2011, cuando se reportó que había dado a luz a sus hijas gemelas en el condado de Los Ángeles. El 22 de febrero de 2014, Coronel estaba con Guzmán y sus hijas en el puerto de Mazatlán, en el Pacífico, cuando la Marina arrestó a “El Chapo”.
Guzmán fue enviado a la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, a las afueras de la Ciudad de México, mientras sus abogados luchaban en contra de su extradición. El 11 de julio de 2015, Guzmán escapó por un túnel de más de un kilómetro que fue construido directamente hasta la regadera de su celda.
En enero de 2016, la Marina mexicana capturó nuevamente a Guzmán en Los Mochis, Sinaloa. Un mes después, Coronel dio su primera entrevista a Hernández, en la que se quejó reiteradamente de las condiciones en las que su marido estaba detenido.
Coronel le dijo a Hernández que se enteró por la televisión del escape de prisión de Guzmán.
“Si yo hubiera sabido algo, no hubiera podido dormir, ni comer de desesperación o cosas así, preocupada. No tenía idea”.
Guzmán eventualmente fue extraditado a Estados Unidos, pero no antes de que Coronel estuviera involucrada en la planeación de un nuevo intento de fuga que nunca se materializó, según fiscales estadounidenses.
Coronel y sus atuendos de diseñador llamaron la atención durante el juicio de “El Chapo”. Los fotógrafos se peleaban por captar el momento de su llegada y su salida de la corte.
En una ocasión, vistió un saco de terciopelo del mismo color borgoña como el que le envió a Guzmán para que utilizara ese día. Posteriormente le encargó a un artista de la corte que recreara la muestra de solidaridad; un recuerdo.
Coronel ingresaba a la corte con mucha confianza. Jugaba con su cabello mientras aguardaba el inicio de los procedimientos y charlaba amablemente con los reporteros sentados detrás de ella. Llevaba consigo galletas dulces y saladas, y en ocasiones les ofrecía a los periodistas.
Cada mañana, Guzmán la buscaba entre el público cuando ingresaba la sala. Sonreía y la saludaba.
Un día dentro de la corte, Coronel charló y compartió risas con el actor mexicano Alejandro Edda, quien interpretó a Guzmán en la serie de Netflix “Narcos: México”. En la sexta semana del juicio, llevó a sus hijas de 7 años, vestidas con pantalón de mezclilla y chaquetas blancas; y su padre les aplaudió suavemente, como si jugara con ellas.
Después de que Guzmán fuera condenado — sentenciado a cadena perpetua y 30 años adicionales — Coronel publicó un comunicado en el que agradeció a los abogados de su esposo, y a su madre y a su hermana por cuidar de las gemelas mientras ella acudía al juicio.
Dijo que el juicio había sido complicado. Su nombre había salido a relucir durante el proceso: Dámaso López, uno de los principales operadores de Guzmán, testificó que se había reunido varias veces con Coronel y con los hijos de Guzmán para planear el escape de “El Chapo” de la prisión del Altiplano. Además afirmó que Coronel había entregado mensajes de su marido.
Coronel no mostró remordimiento. “De eso sólo puedo decir que no tengo nada de qué avergonzarme”, escribió. “No soy perfecta, pero me considero un buen ser humano que nunca he lastimado a nadie intencionalmente”.