Analizando el último informe de Desarrollo Humano del PNUD RD 2017 veo que se reflejó que el 73% de los padres realiza un aporte económico voluntariamente, aunque no conviva con la pareja. Pero todos sabemos que, si bien la provisión económica es fundamental para cubrir necesidades básicas de los seres humanos, esto en realidad no es suficiente.
Y lamentablemente todavía hay una gran parte de la población masculina que entiende que aportando económicamente ya cumple con su responsabilidad como padre. Aunque no deja de ser cierto que cada vez son más los padres involucrados en el desarrollo de sus hijos, aún es muy alto el porcentaje de parejas que reportan no contar con esa corresponsabilidad como padre de familia.
Por evidencias, entendemos que los niños cuyos padres estuvieron comprometidos con su crianza se caracterizan por presentar mayor autoestima, mayor empatía, mayor capacidad cognitiva y capacidad de autocontrol.
Por lo que, una paternidad responsable propicia el camino hacia una sociedad más inclusiva, pero para esto es necesario la implementación de políticas que promuevan una transformación cultural a favor de corresponsabilidad del cuidado y la conciliación entre el trabajo y la familia, acompañado de marcos legales que garanticen permisos de paternidad por nacimiento y por enfermedad, así como el reconocimiento legal obligatorio de hijos/as.
La paternidad responsable debería ser asumida como una forma de vida en la que disminuyan las tensiones respecto del cuidado del hogar y la crianza. Cuando los padres se involucran mejora la calidad de vida de las madres, y su influencia en la experiencia del parto tiene una atribución muy positiva.
Hay un modelo de “nuevo padre” (new father) que lo define como aquel que se compromete con los cuidados y la crianza de sus hijos biológicos, y en el mismo se identificaron tres áreas principales de comportamientos donde actúan los nuevos padres:
– La interacción: caracterizándose por ser el tiempo que el padre comparte con su hijo realizando actividades conjuntas.
– La accesibilidad: por la posibilidad que tiene el hijo de contar con el padre para interactuar.
– La responsabilidad: haciendo referencia a la función que asume el padre en lo relativo a las actividades de los niños.
Para mí, la corresponsabilidad en los cuidados y la crianza de los hijos es un paso fundamental para lograr una sociedad más justa tal como lo expresa la meta 5.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que busca la igualdad de género, porque como bien mencionan, la vinculación en la crianza y la distribución equitativa de las tareas de cuidado de los padres y madres, no solo propicia un buen desarrollo biológico y psicosocial de sus hijos/as, sino también impacta en el acceso a oportunidades de desarrollo de todo el hogar.
*La autora es psicóloga clínica.