Empate

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Eusebio Rivera Almodóvar

Lo ocurrido el pasado 16 de febrero en curso evidencia que tenemos primacía en rarezas dentro de nuestras elecciones, no solo por el hecho de la suspensión del proceso con los ciudadanos esperando en los centros de votación, sino por las fantásticas excusas del organismo a cargo del evento que esencialmente incluyó:
1.- Que el sistema automatizado no funcionó y había disparidad entre la boleta y los datos electrónicos; 2.- Que el conteo manual y sus boletas sí funcionó; y 3.- Que había recibido numerosas quejas de los encargados de los centros de votación sobre dificultades con el sistema, juntamente con otras informaciones del presidente de la Junta Central Electoral que difícilmente él mismo creería.
Los candidatos y ciudadanos perdieron sus recursos, tiempo y entusiasmo, lo que probablemente afectará negativamente la próxima convocatoria porque se producirá una severa disminución de la participación en elecciones a menos que fuertes intereses motiven electores a realizar un nuevo intento.
La desmoralización ha sido sembrada con éxito en la mayoría de los ciudadanos por quienes detentan el poder con el agravante de que la oposición está tocando con el pétalo de una rosa a una Junta Central Electoral que, para salir con honra del tollo creado, solamente su renuncia colectiva le ofrece una oportunidad y, para algunos como yo, la conclusión es que la asignación de fondos a ese organismo debe suspenderse e intervenirlo técnica y administrativamente con apego a los preceptos constitucionales, porque aparentemente el montaje de tres eventos electorales en menos de un año es una tarea que sobrepasa su pericia y el Estado estaría malgastando dinero público pagando por un servicio muy cuestionable o francamente catastrófico.

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