Empatía y solidaridad ante la adversidad

Empatía y solidaridad ante la adversidad

En los datos recogidos a través de la historia, no ha existido sociedad alguna que haya progresado sin orden, y mucho menos haya mantenido un estado de sostenibilidad que le permitiera conservar lo que tenía y seguir escalando. Imperios tan poderosos como el romano y el egipcio, sucumbieron por la falta de empatía de sus gobernantes y el deseo desmedido de hacer y procurar una agenda individual. Otro caso muy diferente es Singapur; país modelo de superación y progreso.

Singapur es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo , además de estar en los primeros lugares en educación , sanidad , transparencia y competitividad ; todo esto gracias a que un hombre , llamado Lee KuanYew quien gobernó Singapur desde 1959 hasta 1990 ,  mediante las reformas estructurales correctas que llevó a cabo , transformó Singapur en la potencia económica y país modelo que hoy es ; pero un  hombre solo no puede cambiar un país ; una sociedad la cambian sus habitantes bajo la dirección correcta.

En el caso de la Republica Dominicana, han fallado ambas cosas: no hemos tenido la mejor de las suertes con nuestros gobernantes y tampoco los dominicanos no hemos puesto todo el empeño para que nuestro país, al menos sea modelo de desarrollo y progreso regional; por el contrario somos uno de los países de Latinoamérica más desiguales.

En el mismo orden, donde impera el tráfico de influencia, la falta de empatía y la poca solidaridad entre nosotros, no era para sorprenderse que en nuestro Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19, también tengamos que presenciar de todo. En la primera fase, supuestamente sólo se vacunarían desde adultos de 70 años, y aquí se vacunó todo el que pudo, utilizando cierta influencia o amiguismo en los centros de vacunación, pero… ¿Cómo yo, joven aún saludable o no, le voy a quitar la vacuna a un anciano o una anciana? ¿Dónde quedó el amor por el más débil; la empatía y la solidaridad hacia los demás?

Todos los dominicanos debemos apostar al éxito de este plan de vacunación, porque es la única llave que abre la puerta a nuestra antigua normalidad.

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