Empezamos mal

Empezamos mal

POR RAFAEL TORIBIO
Hay que darles un merecido crédito a los estrategas del Partido de la Liberación Dominicana por haber diseñado y realizado una exitosa estrategia que condujo a una contundente victoria frente al proyecto reeleccionista, lanzado y promovido desde el propio poder del Estado, que había manifestado estar dispuesto a hacer todo cuando fuera necesario, y así lo hizo, para ganar. Pero que a pesar de todo, fue derrotado.

El triunfo estuvo asociado a que se desarrollaron y consolidaron fortalezas internas, y se manejaron, de una manera acertada, las debilidades de los contrarios. Además, no solo supieron aprovechar al máximo las fortalezas propias, sino también las circunstancias que ofrecía el proceso electoral y las que rodeaban y a sus contrincantes. Al final, para coronar la estrategia, organizaron una excelente defensa del voto, no sólo entrenando adecuadamente a sus delegados, sino también haciendo denuncias y reclamando transparencia en el proceso, así como poniendo en marcha una campaña el día de las elecciones para que se respetara la voluntad popular expresada en las urnas.

Sin embargo, frente a la propuesta de reforma fiscal, o de simple ajuste tributario, al parecer de algunos, no ha ocurrido igual. Parece que en esta ocasión los estrategas son otros, o se cometieron graves errores que presagian serias dificultades para que la propuesta sometida sea aprobada sin peligrosas distorsiones, o demasiado tarde a juicio del Fondo Monetario Internacional. Veamos.

El Partido de la Liberación Dominicana sustituyó al gobierno en la elaboración de la propuesta, que se había comprometido ante el FMI, y ratificado ante la opinión pública nacional, a elaborar y someter al Congreso. Ahora resulta que la propuesta de reforma fiscal, o ajuste tributario, es la propuesta del PLD, no la del gobierno. Los sectores se sienten afectados en sus intereses, especialmente las distintas asociaciones empresariales, no por el gobierno saliente, sino por el entrante, que ha presentado una propuesta de reforma que entienden los lesiona. Esos mismos sectores, de seguro, se verán más tentados a buscar el consenso, para no ser afectados, o solo mínimamente, con las autoridades salientes, antes que con las entrantes, en razón de que la propuesta es de las que entran, y las que salen tienen mayoría relativa en la Cámara de Diputados, y más que absoluta en la de Senadores, para aprobar las modificaciones que les convengan. Además, la propuesta presentada, que es la del PLD, los empresarios consideran que no fue debidamente consensuada con ellos. Tampoco se hizo con el sector sindical, ni con el Partido Reformista Social Cristiano, que debiera ser considerado aliado por el PLD para poder recibir luego su apoyo en el Congreso.

Si en el Congreso la propuesta sufre alguna modificación que sea sustancial, o que represente la disminución de los ingresos estimados necesarios, se tendrá que negociar entonces con los sectores que antes no se negoció, o posteriormente con el FMI para resolver el incumplimiento de las condicionalidades establecidas. Cabe la posibilidad que la solución final sea gravar a quienes no puedan imponer condiciones desde el Congreso, terminando por ampliar la base del Itbis, por ejemplo, lo que representaría echar sal sobre una herida, apareciendo entonces el nuevo gobierno como el culpable del empeoramiento de las condiciones económicas y sociales de la población. En estos momentos, y frente a la reforma fiscal en el Congreso, el PRD y el gobierno saliente tienen todas las de ganar. El PLD y el gobierno entrante, todas las de perder.

Como no tengo ni asumo ninguna ascendencia sobre la dirigencia del PLD, mucho menos respecto a las autoridades electas, me arriesgaré a formular, en vez de consejos, estas sugerencias. Se impone la búsqueda de un consenso con el PRSC, o con los dirigentes con mayor incidencia en los representantes de ese partido en las Cámaras Legislativas; reuniones del Presidente electo con los sectores empresariales y sociales que han manifestado alguna oposición para buscar alternativas a los impuestos objetados, iniciativa declarada como ya asumida; contemplar la posibilidad de introducir una nueva propuesta, previamente consensuada con los distintos sectores sociales, económicos y políticos; considerar la posibilidad de renegociar plazos y condicionalidades con el FMI, bajo la premisa de que ha sido electo un nuevo gobierno. Todo lo anterior debe ir acompañado del compromiso de que los autores de los fraudes bancarios y de la decisión de transformar en pública esa enorme deuda privada, respondan ante la justicia. También de la comunicación de mensajes claros a la ciudadanía respecto a la reducción del gasto público para poder invertir en el desarrollo humano.

Como se pueden ganar elecciones, pero perder el gobierno, la estrategia que fue exitosa para ganarlas, tiene que ser igualmente exitosa para no perder el gobierno. La propuesta de reforma fiscal no puede ser ocasión para iniciar mal una gestión, sino para empezarla bien.

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