Lograr la productividad y competitividad de las empresas e instituciones, en un ambiente sostenible, inclusivo, innovador y creativo es lo más parecido a un juego de ajedrez entre jugadores profesionales. El entorno competitivo actual exige que los directivos, ejecutivos y gerentes de las organizaciones tengan más y mejores competencias y habilidades para gestionar los talentos de sus empleados o colaboradores. Hoy, poseer mucha competencia cognitiva, al margen de la emocional, social y espiritual, no garantiza resultados sostenibles.

El componente humano es uno de los eslabones que más valor agrega a la productividad y competitividad de las empresas e instituciones. En este sentido, estudios recientes demuestran que las organizaciones lideradas por directivos, ejecutivos y gerentes humanistas, son percibidas y valoradas como espacios laborales sanos, en los que no se incurren en errores que provocan la desmotivación y rotación de su personal. La verdad es que para crear climas laborales productivos y competitivos, es imprescindible saber gestionar el talento humano.
En el portal http://www.eleconomista.es, el presidente de Talento Inteligente, Travis Bradberry, señala los sietes errores que deben evitarse para impedir que los mejores trabajadores se marchen de las organizaciones: Demasiadas reglas, tratar a todos por igual, permitir los errores, no reconocer los éxitos, no preocuparse por las personas, cortar sus pasiones y el trabajo aburrido. El estilo gerencial y el carácter de los directivos, ejecutivos y gerentes de las organizaciones, pueden encender o apagar la creatividad y participación de sus colaboradores internos. Según Travis, las empresas necesitan unas normas de comportamiento, pero con sentido común.