En su estudio el Banco Central nos dice que el 88 por ciento de los cargos informales recibe más ingreso que en el sector formal, lo que contradice el discurso de empresarios dominicanos y hallazgo de investigaciones académicas que se han ocupado del tema en América Latina.
El estudio tiene varios problemas. Pide dejar de lado los intereses particulares, pero cuando se lee queda la sensación de que cae en el mismo error, quiere justificar la equivocada política de crecimiento y empleos informales de los años 2005-2012, que da lugar a críticas como la que hizo recientemente el presidente del Conep. Pero es imposible controlar la historia, variar los hechos, que el ingreso promedio por hora de los trabajadores en colmados, hogar, salones de belleza, talleres artesanales y actividades similares, fue y es inferior al de los trabajadores en el sector formal.
Cuando esa realidad se computa debidamente, no la altera la lectura de una o varias encuestas, en concreto indicadores provenientes de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo del 2013. Poco es lo que puede hacerse con los datos de un año, aunque procedan de sondeos en 8,100 viviendas en todo el país. Porque si el trabajo informal recibe más ingreso, entonces debe aceptarse que es más productivo y a la economía lo que le conviene es crear menos empleos formales y más informales, es decir, lo contrario a lo que se piensa en toda parte.
No es válido generalizar con los resultados de pocas encuestas que no se hicieron con ese propósito, que no reúnen las condiciones para ello. Nadie discute que es preferible el trabajo individual, ser propietario de los medios de producción, que alquilarse y recibir un salario fijo. Pero no puede tomarse como fundamento para argumentar que los trabajadores por cuenta propia, en la micro actividad y en pequeños negocios, sin protección legal, seguridad social y estabilidad, con pagos inestables, al final del día se van a su casa con un mejor salario.
El trabajo informal puede definirse de diferentes maneras, habría que ver el de las encuestas y las razones. Hernando de Soto repite que “el sector informal es como un elefante que podemos no estar en condiciones de definir con precisión, pero que reconocemos cuando los vemos”. Pero si con claridad se limita el concepto, podemos documentar sus características, medir el ingreso promedio diario, productividad y demostrar que en el informal, más que en el sector formal, fue donde con mayor frecuencia se pagó y se pagan salarios mínimos, que como bien destaca el estudio, se mantuvo estancado de 1991 a 2013. Pero para concluir previamente deben acumularse datos para un periodo lo suficientemente largo.
La distribución de ingreso ha empeorado, entre otras razones, por el aumento del empleo informal, lo que debe corregir la reforma laboral. No se pueden reducir las remuneraciones reales de los trabajadores, las conquistas, pero deben identificarse “sobrecostos” salariales para eliminar o neutralizar trabas y burocracia excesivas que evitan el registro oficial de pequeñas y medianas empresas. Para suavizar el costo inicial de la seguridad social, cuando se trate de la contratación de jóvenes por un periodo determinado y/o cuando se declare la creación de empleos productivos con salarios ocasionales.