Empleo y protección social

Empleo y protección social

Hay interés por parte del sector empleador de producir una reforma a la ley laboral del país, aduciendo que con ello van a propender a aumentar el empleo y atraer mayor inversión extranjera.

Entre los puntos más controvertidos de dicha propuesta  está la eliminación de la cesantía  laboral que se otorga al trabajador al momento de salir del empleo, sea por desahucio, despido injustificado o dimisión justificada. Esta tiene como fin garantizar que entre su salida y posterior reinserción a un nuevo empleo, el trabajador disponga de algún recurso económico  que le permita afrontar el desempleo.

En la cultura del trabajador dominicano, desprovista de protección social, la cesantía significa el ahorro que no puede hacer mientras está laborando, debido entre otras cosas a que los salarios que devenga son realmente insuficientes para sufragar los gastos diarios necesarios para  llevar una vida decente con su familia, por lo que es una de las prestaciones más sentidas de todo el que trabaja.

Entre las propuestas que se plantean para aplicar la eliminación por tiempo indefinido de la cesantía,  está la que consigna que a partir de los 5 años de labores ya no tendría acumulación para recibir las prestaciones laborales. De ser así, veremos cómo un trabajador va a cambiar de empleo al término de ese plazo y creo que esto en gran medida perjudicará a las empresas estables que luego de entrenar un personal y adquiera  experiencia, lo perderá porque  preferirá entrar  en otra  donde comenzará a acumular de nuevo. Ya no será un orgullo para nadie decir tengo más de 10 años trabajando en la empresa  tal.

En la propuesta de desregulación del Código de Trabajo que se plantea, también  se habla de que se va a establecer  la flexibilidad en el horario de trabajo, es decir, trabajar de manera continua por un período determinado y luego, cesar por varios días, el cual se aplica de manera ilegal en la actualidad.

 En este caso, diferente a lo que se persigue, puede que se aumente la producción a menor costo de mano de obra, pero el nivel de deterioro emocional y afectivo del trabajador sería elevado y en el caso de la mujer trabajadora, podría constituirse en una barrera de acceso a los empleos disponibles con esta modalidad, a la vez que propicia el desarraigo de la noción de convivencia del núcleo familiar al disponer el trabajador de mayor tiempo de ocio improductivo.

Esta modalidad debería ser ponderada  tomando en consideración que vivimos en un país con una población sumamente joven, que trabaja y estudia,  por  lo que de implementarse este tipo de horario, afectaría directamente a esta población.

 Habría que ver cómo se plantea la implementación de estas propuestas, pues acaba de aprobarse la Estrategia Nacional de Desarrollo por vía legal, cuyo eje determinante para el desarrollo nacional es la  protección social, por lo que debe ponderarse en la pretendida reforma  al Código de Trabajo, que este es un país en el cual  de la  población que trabaja, más del 68 % tiene salario por debajo de 10 mil pesos mensuales; los servicios públicos, energía, escuela, transporte, agua  y vivienda les son inaccesibles, por lo que sería cuesta arriba seguir apretando la tuerca y disminuir las pocas cosas que han logrado adquirir los trabajadores.

Para que se aumente la productividad y no disminuya la protección social en el caso que nos ocupa, habría que incrementar el aporte del sector empleador a la seguridad social, que de por sí  ya es  elevado, para con ello proteger con el seguro de desempleo a aquellos trabajadores que queden cesantes y que no tendrían el beneficio de la cesantía laboral,  que es lo que establece la Ley 87-01 sobre seguridad social. De todos modos, ese fondo peligraría tomando en cuenta la volatilidad de ciertos tipos de empleos como los de zonas francas y hotelería.

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