¿Empobrecen los haitianos a los dominicanos?

¿Empobrecen los haitianos a los dominicanos?

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En el artículo anterior realizamos una escueta descripción de cómo la inmigración haitiana ha venido desplazando los trabajadores dominicanos y presionando a la baja sus salarios, lo que a su vez desalienta la introducción de tecnologías productivas más eficientes.

En contraste con lo anterior, nuestra economía, que es la campeona en el crecimiento del ingreso per cápita en las últimas décadas en Latinoamérica y el Caribe, sufre de una extraña enfermedad, cuyo síntoma es el estancamiento del “salario real”, entendiéndose por ese concepto la capacidad de compra que tiene la retribución salarial. Por ejemplo, si el salario se incrementa en un determinado porcentaje y el costo de la vida se eleva en la misma proporción, el salario real se mantendrá constante.

En un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se seleccionaron los 16 países latinoamericanos que habían registrado el mayor crecimiento del ingreso per cápita durante el período de 1995 hasta el 2006 y, al relacionarlo con el comportamiento del salario real concluyó “…que como era de esperar, hay una relación positiva entre el crecimiento del PIB per cápita y el de los salarios reales promedio”. (La Evolución de los salarios reales en América Latina, 1995-2006 (OIT), Santiago, octubre de 2008. Pág. 8).

En otras palabras, los autores verificaron que en los países de mayor crecimiento del ingreso per cápita en la región mejoraron sus salarios reales promedios.

Lo extraño es que en el Informe no se incluye a la República Dominicana, que según el propio estudio, fue, por mucho, durante el período analizado, la economía de mayor crecimiento de la región, en términos per cápita.

La razón por la cual se excluyó al país es que en los años 90 se inició un proceso de disminución del salario real, cuya caída se agudizó con la fuerte inflación de los años 2003 y 2004. Sin embargo, una vez rebasada la crisis, a pesar del rápido crecimiento económico, no se han podido recuperar los niveles prevalecientes en los años previos.

¿Qué sucede en nuestra economía que no se comporta al igual que las otras experiencias internacionales? Por ejemplo, el caso de los exitosos países asiáticos que superaron el atraso económico y social, mediante un proceso en que el rápido crecimiento de la economía, consistentemente, empujaba hacia arriba el salario real.

Asimismo, hoy todos somos testigos de cómo en China la expansión sostenida por un largo período de la producción y la inversión ha generado un incremento tal en los salarios que ha obligado a trasladar las actividades productivas que dependían de mano de obra barata a otras zonas con grandes poblaciones desempleadas, tanto en su propio territorio como fuera de él.

La conclusión obligada en el caso dominicano, es que la continua y aparentemente creciente oferta de mano de obra que proviene de uno de los pueblos más pobres del mundo, debe ser un factor de mucha importancia en el comportamiento del salario promedio dominicano. Dicho de otra forma, los haitianos tienen un efecto empobrecedor en la sociedad dominicana que, ante todo, golpea donde más duele, a los grandes grupos nacionales de escasos recursos.

Aunque la teoría económica provoca permanentes discusiones, la explicación no requiere de complejas argumentaciones. Existe un principio que se conocía desde los tiempos bíblicos que establece que todo lo que abunda tiende a perder valor. El asunto no es más complicado que eso. Se trata de la simple relación de oferta y demanda.

Sin embargo, los procesos sociales por su naturaleza compleja son de difícil comprensión y cuando se intenta explicarlos desde una perspectiva ideológica, esta se impone, y la realidad y la verdad se pierden de vista, haciendo posible cualquier conclusión e implicación, inclusive contradictorias.

El Banco Mundial asevera que después del terremoto en Haití a principios del 2010, las exportaciones dominicanas a ese país se redujeron, lo que ocasionó que el PIB dominicano no creciera en la proporción que lo habría hecho de no haber ocurrido el desastre natural. Pero asegura que esa disminución del PIB podría haber sido compensada por el aumento del flujo migratorio hacia nuestro país, ocasionado por el sismo. De esto se infiere que, para el Banco Mundial, la emigración haitiana a la República dominicana incrementa la producción nacional. (Haití, la República Dominicana. Más que la suma de las partes. Resumen ejecutivo. Banco Mundial. Pag.24.)

Existen también opiniones nacionales que atribuyen el extraño comportamiento del salario real dominicano a otras circunstancias, tales como al hecho de que la actualización del salario mínimo no se realiza tomando en cuenta la productividad de la economía y otros que aducen una especie de comportamiento anormal de nuestro empresarios que tienden a retribuir a sus trabajadores por debajo de los precios del mercado.

Para mí las cosas son claras, la oferta ilimitada de mano de obra barata, no especializada, es la causa principal que ocasiona que el crecimiento económico no mejore el ingreso de la clase trabajadora dominicana.

Los únicos inocentes en este asunto son los haitianos, un pueblo bueno, mártir de su propia historia. Nuestra indolencia es la que ha llevado al país a esta trampa de pobreza.

Estamos compelidos a controlar la frontera para reducir en lo posible la entrada ilegal de persona y mercancías, regularizar los inmigrantes ilegales que sean regulables e iniciar un ordenado proceso de repatriación, tal como sugirió el PNUD.

Nadie ha aportado más que nosotros a la causa de nuestros vecinos, pero la solución del drama haitiano no puede estar fundamentada en el empobrecimiento de los dominicanos. A Haití lo que le conviene es una República Dominicana próspera y solidaria.

Pero si no actuamos oportunamente corremos el riesgo de que, tal como alguien escribió recientemente, el proceso derive en un infierno de pobreza, injusticia, odio y violencia.

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