Los industriales de Herrera y de la provincia Santo Domingo instaron al empresariado y a las organizaciones sociales a unir voluntades con el propósito de presionar para que en el país se produzca una reforma política que sepulte “el modelo partidario de las dádivas, las canonjías y el reparto de favores.”

Consideraron que refundar el sistema político es la vía más adecuada para lograr confianza en las instituciones y en los ciudadanos entre sí, como sugirió recientemente el reputado consultor francés Jacques Attalí, quien ha condicionado el éxito de la Estrategia Nacional de Desarrollo a que los dominicanos superen el descreimiento institucional e individual.

El planteamiento es sustentado por la Asociación de Empresas Industriales de Herrera y Provincia Santo Domingo (AEIH) y la Federación de Asociaciones Industriales (FAI), que llamaron a retomar el debate sobre la Ley de Partidos Políticos que, al parecer, está trabada en el Congreso Nacional.

Los presidentes de las organizaciones empresariales, Wadi Cano  e Ignacio Méndez, dijeron que mientras los proyectos políticos de poder “se basen en el clientelismo y la creación de pasivos que comprometan a futuro de las finanzas públicas”, será muy difícil establecer un sistema de confianza recíproca entre ciudadanos, instituciones y Gobierno.

“Es desalentador observar como la gente se organiza, dentro y fuera de los partidos, en torno a diferentes proyectos políticos con vocación de poder, en busca de favores individuales, olvidando que el mejor negocio que pueden hacer es conseguir un país con instituciones fuertes y creíbles, con acceso a  servicios públicos de primera”,  reflexionaron los dirigentes empresariales.

Indicaron que la elite partidaria es la que diseña las políticas públicas que impactan a todos los ciudadanos y que éstas no serán instrumentos reales de desarrollo mientras sean condicionadas “por la corrupción, el favoritismo, la búsqueda de canonjías,  las pitanzas y el individualismo”, impulsados desde la política.

La AEIH y la FAI estimaron que un sistema de confianza es básico para que los ciudadanos crean en su país y en los bienes que éste produce, cuyo consumo ayuda a fomentar el empleo nacional y, en consecuencia, a elevar el nivel de vida de todos los ciudadanos.

“Esta ecuación no tiene salida ni solución sin el ejemplo los desde arriba”,  manifestaron.