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FILADELFIA (AP) _ Más de 100 compañías extranjeras, la mayoría de México, participan en la convención anual de la Cámara de Comercio Hispano de Estados Unidos que se realiza esta semana en Filadelfia, la mayor cantidad en la historia de la reunión, dijo un portavoz de la cámara.
«El mercado (hispano en Estados Unidos) es muy grande, manifestó Luis Almeida, un mexicano que pasa tres semanas de cada mes en sus oficinas de Cicero, en Illinois, a miles de kilómetros de su familia, que reside en la capital de México.
«El consumo de los 40 millones de hispanos en Estados Unidos es el mismo que el producto bruto nacional de México, y México tiene 110 millones de habitantes, sostuvo.
Se espera que los hispanos gasten cerca de 800.000 millones de dólares este año, de acuerdo con un estudio difundido el mes pasado por el Centro para el Crecimiento Económico Selig de la Universidad de Georgia.
Para el año próximo, su poder económico alcanzaría los 863.000 millones de dólares, superando a los afro-estadounidenses como la minoría que más gasta en el país, de acuerdo con el estudio. El Fondo Monetario Internacional estima que el producto bruto interno de México será de 811.000 millones de dólares en el 2006.
La empresa de Almeida, Super Bodega Dona Lupe Inc., es una de las que participan en la convención de este año en Filadelfia. Super Bodega Dona Lupe, que tiene una oficina y un depósito en Illinois, atiende a hispanos de ese estado, de Wisconsin, Indiana, Michigan y Minnesota.
Para Almeida estos estados son «mercados emergentes, con una población hispana en rápido crecimiento que emigra de otros estados tradicionalmente más latinos, como California, Nueva York, Arizona, Texas y Nuevo México.
El de Almeida es un ejemplo de los pequeños empresarios que buscan un nicho en el mercado hispano estadounidense. Comenzó con sus negocios hace casi cuatro años, pero las ventas de su marca Campo Mio recién comenzaron a despegar el año pasado. En la actualidad envía 15 contenedores mensuales desde México hasta Laredo, Texas, y a Chicago.
Parte de las demoras para lanzar sus productos alimenticios ha estado relacionada con la adaptación a los estándares estadounidenses. Las etiquetas, por ejemplo, deben contener la información nutricional y los fabricantes deben cumplir con los patrones de calidad requeridos por las autoridades locales.
