Empresas hacen dinero con revolución sexual en Asia

Empresas hacen dinero con revolución sexual en Asia

De los Servicios de Hoy. Los cambios que se han producido en la cultura sexual de Asia, de una basada en las enseñas de Confucio a otra más liberal, han generado una gigantesca oportunidad que tres empresas ya han empezado a exprimir.

Las cosas han cambiado lo suficiente como para que Momo, una aplicación móvil china que muchos consideran óptima para el ligue y el coqueteo, haya superado en abril los 120 millones de usuarios registrados. Se lanzó hace sólo tres años, ya posee una versión en inglés y parece que podría salir a Bolsa en Wall Street en los próximos meses, publica el diario Expansión.

Han captado decenas de millones de dólares en financiación externa desde 2012 gracias a firmas de capital riesgo americanas como Matrix Partners y entidades colocadoras como China Renaissance.

Esta app consiste en un servicio de mensajería instantánea con la particularidad de que los envíos se hacen sin necesidad de conocer el número del destinatario y con un criterio tan simple como la proximidad física entre receptor y emisor. Así se ha convertido en la forma ideal en la que muchos jóvenes rompen por primera vez el hielo después del primer contacto visual en un bar, una plaza o en una estación de metro.

Pero la innovación no sólo se ha puesto al servicio de los cambios, sino también de tradiciones, como por ejemplo el valor supremo de la familia y la visión de la persona antes como parte de un colectivo que como individuo. Between es una app coreana, conocedor de sus clientes, que crea un espacio exclusivo para la pareja e invisible para todos los demás. Allí, advierte su CEO Jaeuk Park, «te relacionas con ella y recoges todos los recuerdos que compartes con la persona que más te importa».

Otros que conocen bien a sus clientes son los directivos de Ashley Madison, la web canadiense de las parejas infieles. Su aterrizaje en países con largo pasado confuciano no podía ser menos que escandaloso. En Corea del Sur, recuerda su portavoz europeo Christoph Kraemer, «tuvimos más de un millón de visitas y 150.000 inscripciones antes de que el Gobierno decidiera cerrar nuestro portal».

En Taiwán, donde el adulterio está prohibido por la ley, el número de usuarios se ha multiplicado casi un 300%, en Hong Kong un 122% y en China continental y Singapur directamente no les han dejado entrar.

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