El pasado jueves, Magín habló sobre el desempeño de la DGII en 2016, que calificó de muy bueno. Porque la recaudación creció 10.2%, superando el 8.4% de la economía a precios corrientes. Dijo que mientras el país tenga déficit fiscal, tendrá que endeudarse, pero que primero debe firmarse el Pacto Eléctrico, para luego abordar el tema fiscal.
Criterio que comparto. Conozco interioridades del Pacto Eléctrico y debo decir que no entiendo las razones del Gobierno para no desenredarlo, para viabilizar la inversión privada y eliminar el déficit del sector en un horizonte temporal pre-establecido.
Porque la corrección del déficit del presupuesto no resiste más dilación. En promedio y en el periodo 2008-2016, el Gobierno gastó un 23% más de lo que recaudó, setenta y tres mil millones de pesos, 3% del PIB. Con deuda cubrió la brecha, el balance adeudado ascendió a US$26,558 millones, 35% del PIB, en 216. Aumento diez puntos porcentuales del PIB respecto a lo adeudado (US$11,218.3 millones) en 2008.
Este año seguirá creciendo, el presupuesto se aprobó con un déficit de RD$84,894 millones, alrededor de 2.7% del producto. El monto adeudado y los intereses, que crecerán un 17.5%, mucho más que la economía, son riesgos que no deben minimizarse. Se sabe que la Reserva Federal normalizará su política monetaria, lo que implicará encarecimiento de los préstamos, y si Trump eleva el gasto de inversión, la Fed lo contrarrestará con aumento adicional de los tipos de interés.
Dicho con otras palabras, el riesgo es entrar en la temida insostenibilidad, porque nada garantiza que los préstamos externos seguirán fluyendo como hasta ahora. Todo apunta a que, en cuanto a los intereses, tenemos un horizonte nublado. Y que para garantizar su pago, incluyendo lo de los bonos de capitalización del Banco Central, lo recomendable es la reforma fiscal que asegure un sostenido superávit primario que sea suficiente.
Mientras tanto, como ya lo hicieron el Conep y otras fuerzas sociales, Magín y la DGII deben seguir contando con el apoyo que necesitan, para reducir la evasión del ITBIS y la elusión fiscal, como dijo, facilitados por el complicado sistema tributario. Ingresos adicionales que, sin embargo, no bastan para pagar todos los intereses, porque los que se necesitan se obtendrán aumentando la base y reduciendo la tasa promedio de los principales impuestos. Distorsionados desde 2004, por parches tributarios al sistema tributario que nos regresaron a una aldea tributaria que abandonamos en los primeros años de los noventa, cuando surgió el actual Código Tributario. No existen estimados sobre lo que se pierde por elusión fiscal, ingeniería de multinacionales (principalmente) que aprovechan agujeros abiertos por los parches para no pagar y/o reducir la fiscalidad. Razón por la que casi todas exhiben una pobre historia fiscal.
En cuanto al ITBIS, se calcula que de lo potencial se pierde alrededor de 40%. Para reducirla a 25%, deben eliminarse exenciones, implicaría recaudar al año adicionalmente alrededor de treinta mil millones de pesos. Si el objetivo es la media latinoamericana de 30%, la recaudación adicional sería de veinte mil millones de pesos.
Como pudo apreciar el amigo lector, en tiempos de Trump solo la reforma fiscal garantiza el gasto social y la sostenibilidad del presupuesto.