Arturo Martínez Moya 
Arturo Martínez Moya
Los hechos hablan por sí mismos. El gobierno de Luis Abinader, que se inició a mediados de agosto 2020, encontró la economía sumida en el peor momento económico de su historia moderna por el choque de salud que afectó el mundo.
En tasa interanual, en 2020 el PIB se desplomo -6.7% y -12.1% el ingreso per cápita en dólares del dominicano, lo que aumentó la pobreza en dos puntos porcentuales, y desde el último trimestre de 2019 al segundo del 2020, se perdieron 469,494 empleos formales e informales, de los cuales 359,179 durante el peor momento de la crisis, en abril-junio 2020.
El presidente Abinader tuvo que postergar la aplicación de su programa de gobierno para privilegiar el reto de recuperar lo antes posible el PIB, empleos perdidos y reducir la pobreza, lo que pasaba por regresar la economía al sendero del crecimiento con una tasa interanual superior a la potencial.
Pero antes debía superar dos pruebas. Primero, vacunar a la población, lo que logró en tiempo récord, alrededor de 77% de la población adulta fue inoculada con una dosis y el 64% con dos dosis, de las tasas más altas de la región como fue reconocido por la Organización Mundial de la Salud.
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Y segundo, la política fiscal y monetaria debía ser contundente, lo que no se hizo esperar, el gobierno destino más de RD$213 mil millones para combatir el COVID y auxiliar sectores vulnerables, siendo República Dominicana el segundo de mayor gasto en la región. Y desde marzo de 2020, el Banco Central implemento un programa de flexibilización monetaria por la suma histórica RD$215 mil millones, alrededor de 5% del PIB, acompañado de una reducción de 150 puntos básicos de la tasa de política monetaria hasta un mínimo también histórico de 3.0% anual.
La cosecha de 2021 no pudo ser mejor, en tasa interanual el PIB real creció 12.3% y 19% el ingreso per cápita en dólares. La economía tardo menos de un año para recuperar el PIB que perdió en 2020, superando en 4.7% el volumen del PIB de 2021 al de 2019, reflejando reactivación real de la economía en lugar de rebote estadístico, como erróneamente repitió un político opositor.
Diez y seis meses después (octubre-diciembre 2021) de b asumir el gobierno, el nivel de empleo ya estaba muy por encima del alcanzado antes de la crisis, se habían recuperado las 359,179 ocupaciones que se habían perdido durante el peor momento de la crisis de salud (segundo trimestre de 2020), y adicionalmente sumó 76,205 para un total de 435,384 empleos.
Los empleos recuperados y creados fueron de mejor calidad, lo demuestra la productividad del factor trabajo, es decir, la cantidad de PIB que un ocupado produjo manteniendo igual el volumen de capital. Aumentó 7%, de US$18.85 millones (US$88,906.1 millones/4,716,189 ocupados) en octubre–diciembre 2019 a US$20.19 millones (US$94.523.7 millones/4,682,079 ocupados) en octubre-diciembre 2021.
No obstante la incertidumbre mundial en aumento, se mantiene acelerado el ritmo de crecimiento de nuestro PIB, supera la tasa potencial, el pronóstico es que cuando se sume el PIB real de los cuatro trimestres de 2022 será superior en 5.5% al PIB de 2021.
