En 3 años estará listo el Nuevo Domingo Savio

En 3 años estará listo el Nuevo Domingo Savio

Dentro de tres años, las 45,000 personas que viven en el sector Domingo Savio dejarán atrás el hacinamiento, la insalubridad, y la inseguridad que generan las bandas que se esconden en sus oscuros callejones.
Al cabo de ese período los residentes en ese sector del Distrito Nacional, que comprende los barrios La Ciénaga y Los Guandules, tendrán acceso a agua potable, a calles iluminadas, a espacios para la recreación y a escuelas con una mayor disponibilidad de aulas.
Así lo explicó José Miguel González Cuadra, director del «Proyecto de Transformación Urbana Integral del Sector Domingo Savio», que se hace por encargo del Gobierno.
Esa intervención urbana tendrá una inversión de US$150 millones, y contempla el desalojo de 1,700 viviendas situadas en la ribera del río Ozama.
Los trabajos estarán a cargo de la Unidad para la Readecuación de la Nueva Barquita (URBE), entidad que dirige el empresario González Cuadra.
Al ofrecer esos detalles en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, explicó que en tres meses tienen programado iniciar el desalojo de esas viviendas, pues ese espacio estará destinado, en parte, a la construcción de una vía de dos carriles que se conectará con los puentes Juan Bosch y Francisco del Rosario Sánchez.
Ese circuito vial también comprende la ampliación de la avenida Francisco Alberto Caamaño para conectarla con la estación del metro Eduardo Brito, así como otro acceso vial que llevará a hacia una estación de autobuses que instalará la Oficina Metropolitana de Autobuses (OMSA) en la plazoleta La Trinitaria.
“La parte de la ribera del río se intervendrá también para crear vías de acceso en el barrio, porque lo que hay son callejones. Y por esa misma vía vamos a introducir los servicios básicos de agua potable, drenaje pluvial, iluminación en las calles”, afirmó.
Al destacar las dificultades de acceso que tiene la barriada, por la falta de calles, dijo que esa situación la aprovechan bandas delincuenciales que se escudan en esos oscuros callejones.
Sobre las viviendas. Respecto al tema habitacional explicó que en la fase en que está el proyecto, de conversación con los comunitarios, se estudia la situación de cada familia para que las soluciones que se diseñen sean consensuadas, no impuestas.
En ese sentido dijo que en La Nueva Barquita hay alrededor de 400 apartamentos, de los 1,800 que se construyeron, que se les pueden asignar a las familias de Domingo Savio que así lo decidan, pues se dejaron disponibles pensando en este nuevo proyecto.
“De modo que yo tengo alrededor de 400 apartamentos disponibles para residentes en Domingo Savio; hay familias que están dispuestas a irse, otras prefieren quedarse en su sector. Los que quieran quedarse en el barrio, le vamos a construir algunas viviendas, y los que quieren mudarse a otra zona donde hay un familiar cercano, vamos a intervenir para ayudarlos a comprar esa vivienda”.
En otros casos se establecerá un programa de mejoramiento de casas, “entonces no es una solución generaliza, iremos caso por caso, familia por familia, y todo eso tiene soluciones diferentes, no con decisiones generalizadas”.
En el sector hay cuantificadas 13,500 casas, la mayoría en condiciones extremadamente precarias.
Cuidadoso desplazamiento. La arquitecta Patricia Cuevas, coordinadora del proyecto Nuevo Domingo Savio, afirmó que una intervención como esta demanda el desplazamiento de muchas personas, pero ninguna será trasladada de su sector innecesariamente.
“Nosotros no podemos imponer un proyecto, todo el mundo está claro que hay que hacer reubicaciones y evaluaciones.
“Ampliar las calles para poder crear urbanidad implica un traslado importante, pero no serán todas a la misma vez”.
Cuevas precisó que en el barrio todo el mundo tiene necesidades muy básicas, pero hay que comenzar por las soluciones grandes, en cuyo renglón entra la construcción de calles.
“Lograr que las 45,000 familias entiendan que para llegar a su problema tenemos que comenzar por lo grande es el mayor desafío de este proyecto, que sepamos esperar la estrategia para solucionar las necesidades individuales”.
La experiencia en la construcción de La Nueva Barquita la lleva a plantear que las intervenciones de ese tipo tienen una factura social muy importante, por lo que no se deben tomar decisiones ajenas al consenso de la comunidad.

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