En abusos a menores, pobreza limita denunciar a los agresores

En abusos a menores, pobreza limita denunciar a los agresores

La dependencia económica y la falta de condiciones para acceder a un sistema judicial pueden llevar a una madre o tutor de un niño a no denunciar en casos cuando son abusados sexualmente, según explicó el siquiatra y terapeuta sexual José Miguel Gómez.
Hace dos semanas fue apresado un hombre, acusado de violar a su hijastra de 11 años, la que preñó. Según han denunciado cercanos, la niña había comentado con anterioridad en el sector donde vivía que era abusada y que lo había dicho a su madre, y que ésta no tomó iniciativa de denunciarlo.
Aunque en este caso no han sido verificadas esas afirmaciones, y la progenitora lo niega, Gómez asegura que estas situaciones son muy comunes.
Explica que debido a la pobreza y la vulnerabilidad, que generan en la madre una sensación de desamparo, es llevada a sentirse coaccionada y amenazada.
Afirma que lamentablemente, en muchos de los casos de los menores abusados las familias dependen del abusador o pedófilo, por lo que estas entran en algún tipo de acuerdo con ellos. En otros casos, solo lo dejan pasar por alto.
Indica que precisamente, factores como la pobreza extrema y marginalidad están entre las razones sicosociales de la pedofilia, trastorno sexual del adulto que siente atracción hacia niños y niñas, que terminan en una violación.
Blanco fácil. Los niños, usualmente preadolescentes, que están ausentes de la fiscalización de los padres y que pasan más tiempo solos, son blancos fáciles de los adultos con este trastorno.
En el caso de la menor, que lleva 17 semanas de embarazo, vivía en condiciones de miseria. Su padrastro y abusador se dedicaba al concho en una parada de motores y la madre, quien también está embarazada, a espera de su quinto hijo, labora en una banca.
Aunque para el sicólogo Luis Vergés, la condición de pobreza puede ser un factor detonante, más que determinante.
La base de todo esto entiende Vergés, se debe buscar en la conciencia moral del ser humano.
Dice que cada vez tenemos una sociedad más sexualizada, donde se celebran los mensajes que ponen a la mujer como una mercancía sexual, y que eso condiciona una mentalidad en algunas personas, que desarrollan esta dinámica de abuso.
Trauma general. En casos tan devastadores como este se genera trauma y confusión en el núcleo de la familia, sobre todo, en los más pequeños.
La menor de 11 años tiene dos hermanas, las que serán tías y hermanas de la criatura que ésta lleva en su vientre, en caso de que el embarazo llegue a su etapa final.
“No hay forma de que esto a nivel sicológico no haga daño, empezando por un tema de confusión en la identidad del ser humano”, explica el sicólogo.
Aborto no es la solución. Al trauma de ser abusada sexualmente, hay casos que suman una preñez, una criatura en gestación, sin embargo a juicio de Gómez, terminar con el embarazo no evitará lesiones emocionales.
Asegura que ningún terapeuta está en la capacidad de determinar si es mejor poner fin al embarazo, pues todo dependerá de la madurez de la niña, la familia y del equipo médico.

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