En adición a las medidas fiscales y monetarias

En adición a las medidas fiscales y monetarias

El aumento sostenido en los precios del petróleo, alimentos y materias primas tiene una explicación convencional en el aumento de la demanda, especialmente por el desarrollo económico de China e India. Sin embargo, ese incremento de la demanda y el crecimiento portentoso de esas economías se sustentó en el motor de las exportaciones a los Estados Unidos, que a su vez tuvo un gran estimulo en las políticas monetarias flexibles entre el 2000 y el 2007 y abundancia de dinero a bajas tasas de interés.

En agosto del pasado año reventó, cual punta del iceberg, la crisis de las hipotecas basura y entonces la Reserva Federal debió inflar la masa monetaria para auxiliar los bancos en dificultades, mientras entre septiembre del 2007 y abril de este año se rebajaron los tipos de interés desde 5.25% a 2% (la mayor rebaja desde 1984), medidas que conjuntamente con un inmenso déficit fiscal provocaron una mayor devaluación del dólar y con ello el ajuste de los precios mundiales a la pérdida de valor de esa moneda.

La debilidad del dólar y las expectativas han estimulado a ciertos inversionistas, como los fondos de riesgo (hedge funds) e incluso a bancos importantes como Goldman Sachs y Morgan Stanley, a colocar más huevos en los mercados a futuro con la finalidad de mejorar sus rentabilidades, contribuyendo a retroalimentar el proceso inflacionario.

La economía global estaá siendo afectada por un choque de demanda que ha provocado alzas sostenidas en los precios de todos los bienes, pero la inflación mundial de los precios se ha retroalimentado con la devaluación del dólar y la búsqueda de los inversionistas de mayor rentabilidad y seguridad en los mercados de commodities. A diferencia del pasado las alzas eran coyunturales y momentáneas, porque se trataba de problemas relacionados con la oferta; en la actualidad este fenómeno multicausal apunta a un escenario prolongado de altos precios en el petróleo, alimentos y materias primas. Este choque externo nos obliga a políticas restrictivas en los ámbitos fiscales y monetarios, con la finalidad de reducir la demanda agregada y evitar una grave crisis de balanza de pagos; sin embargo estos ajustes solo funcionan para corregir distorsiones internas o enfrentar choques externos coyunturales.

Esta nueva realidad obliga a la definición de una política energética dirigida a reducir la dependencia del petróleo caro y a usar intensamente las energías renovables y otros combustibles más baratos. Esta nueva realidad obliga a la formulación de una política agropecuaria dirigida a la autosuficiencia en renglones básicos y a incentivar la capacidad exportadora.

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