En adición (a): un calco innecesario del inglés

En adición (a): un calco innecesario del inglés

En lingüística se denomina calco a la adopción del contenido semántico de una palabra o expresión extranjera que se hace traduciéndola a palabras propias de la lengua de recepción. Por ejemplo, el vocablo español hipervínculo es un calco de la palabra inglesa hyperlink; la expresión efecto invernadero, del término inglés greenhouse effect.

 No hay nada que reprocharles a los calcos acogidos por nuestro idioma si, como es muchas veces el caso, con ellos se logra nombrar una cosa nueva o expresar un concepto de reciente aparición sin equivalente en el léxico castellano. De hecho, el vocabulario del español se ha enriquecido  a través de los siglos con oleadas sucesivas de préstamos y calcos de otras lenguas: arabismos, helenismos, italianismos, galicismos y, en los últimos dos siglos, anglicismos.

Sí resulta censurable, en cambio, la adopción indiscriminada de calcos que nada aportan a nuestra lengua. Así sucede con el término en adición (a), calco de la expresión inglesa in addition (to),  que, traducida al español, significa además (de). Desde hace siglos existen en nuestro léxico  palabras y expresiones que denotan la misma idea y hacen superflua la incorporación del calco al español: aparte de además (de), tenemos a también, igualmente, asimismo, al mismo tiempo, amén de que, a más de que, aparte de que, encima de que, etc.  Al respecto, cabe recordar lo dicho por nuestra Academia Dominicana de la Lengua en 1939: “no hay necesidad de buscar en huerto ajeno lo que en el propio se consigue mejor”

Pese a su inutilidad, el calco en adición (a) gana cada día más adeptos en la República Dominicana, incluso en las esferas oficiales. No hay día que pase sin que aparezca el extranjerismo en nuestros periódicos, así como en nuestras leyes y decretos. Varios factores confluyen para producir este fenómeno, entre ellos, el prestigio del inglés – la lengua franca de nuestra época – y el consiguiente desprestigio del español, el bilingüismo imperfecto de muchos dominicanos de  clase media alta y alta, y las malas traducciones.

Sean cuales sean las causas de su acogida, los calcos innecesarios tienen, por lo general, un efecto pernicioso: desplazan las palabras y expresiones castizas que les son sinónimas, empobreciendo, en vez de enriquecer, nuestro idioma. Son, por naturaleza, eficientes depredadores del léxico  (¿logófagos?). En efecto, la pujanza del calco en adición (a)  ha ido desplazando cada día más el uso de además, también, asimismo, etc., en detrimento de la variedad y riqueza léxica del español.

El caso es preocupante y nos lleva a reflexionar que en este asunto de extranjerismos los dominicanos debemos tomar conciencia del viejo concepto – transformado desde hace años en lema de la Academia Dominicana de la Lengua – de que “la lengua es la patria”. Nuestro idioma, más que gramática, ortografía y vocabulario,  es identidad y esencia: nos define como pueblo. Todos debemos sentirnos responsables de su pulcritud, elegancia y buen uso, así como de su protección contra quienes a diario lo hieren y maltratan.

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