En apoyo de más fondos para la educación

En apoyo de más fondos para la educación

Esta entrega no la escribimos porque está en boga la solicitud del cumplimiento de la Ley 66-97 que dispone que el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) sea destinado a la educación, sino por nosotros ser el ejemplo vivo para poder reclamar que el mismo sea una palpable realidad.  Resulta, que nuestro padre murió cuando apenas teníamos cinco años y medio y nuestras dos hermanas dos y uno.  Nuestra madre, que Dios la tenga en la gloria, quedó viuda y a su vez ella huérfana también, no tenía a quién acudir. No obstante, trabajando tesoneramente pudo enviar a su prole a estudiar al Canadá y los Estados Unidos de América.  Lo increíble de nuestro caso fue, que aquella mujer luchadora apenas había alcanzado al cuarto curso de la primaria y, sin embargo, aquilató y valorizó la importancia de la educación de sus hijos a pesar de la pena que le causaba la separación de ellos.

Nuestro Presidente asistió  a la XX Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata, República Argentina, en donde, para remache de su empecinamiento en desechar el 4% para la educación; en la misma se votaron medidas en favor de elevar la inversión en educación en un 5.1 y 5.5 de la proporción del PIB entre 2011 y 2021. El Presidente Fernández, que en su  país había manifestado que por el momento se hacía muy difícil elevar del 1.9 actual al 4% que por ley correspondía, firmó la Declaración de la Cumbre.  ¡Cuánta ironía!

El ministro de Hacienda, otro con mente retardataria, alega, que no obstante el apoyo del Episcopado Dominicano, los partidos políticos y la sociedad civil,  los recursos no han podido ser identificados ya que en el presupuesto no hay partidas de emergencia o de contingencia.

A pesar de esas dos posiciones, trataremos de establecer fuentes de recursos económicos para de no ser posible  en este presupuesto, se cumpla con el 4% en el próximo y  se tomen desde ahora las previsiones de lugar. 

Se ha expresado hasta la saciedad, que para destinar el 4% a la educación hay que eliminar las nominillas, o “barrilitos”  del Congreso y separar esos fondos para educación.  Asimismo, los elevados sueldos de ministros como el de Hacienda;  Administradores y Directores Generales, como Banco Central, de Reservas, Aduanas, Superintendente de Seguros y Bancos y otros, deberán ser ajustados, ya que somos de opinión y así debería legislarse, que nadie en el tren administrativo público pueda ganar más que el presidente de la República. ¿Cómo es posible, que el Ministro de Educación instale un ascensor privado malgastando miles de dólares?  Y qué decir de  la indignación que siente la población al saber que al secretario de Estado al cual denominan  el “sangrú”, actual Superintendente de Seguros, se gasta con sus acólitos  en restaurantes mensualmente  miles de pesos y además tiene el tupé de comprar, sin concurso público, un solar por 110 millones de pesos. Con dispendios como estos y las “botellas” ¿No es posible alcanzar el 4%?  La Cámara de Diputados desembolsó en bonos navideños la suma de RD$219 mm, aún falta el Senado que es de suponer sea mayor la bonificación. ¿ No creen que sea más beneficioso destinar estos recursos a la educación? 

Es de rigor, señor Presidente, reducir sustancialmente la cantidad innecesaria de Viceministros y Secretarios sin Cartera.  Instruir al Canciller de la República que el exagerado número de cónsules, vicecónsules, ministros consejeros, agregados de todo tipo, etc., sean nombrados acordes con las necesidades reales del país en el cual ejercen sus funciones.  Usted mismo, señor Presidente, debe reducir sus viajes al exterior  a veces con un séquito aproximado al centenar de personas que gastan en una semana, el valor de la construcción de dos o más escuelas rurales.  Es importante también, que aquellos a los cuales se les otorga graciosamente la tarjeta de solidaridad, de ser analfabetos, se les obligue a registrase y asistir a una escuela para tener derecho al bono.

 El problema no se circunscribe únicamente al 4% para educación pura y simple.  Debemos destinar cuantiosos recursos a la adecuación del profesorado a  las metodologías de enseñanza moderna.

A dar más gramática y literatura en los cursos, ya que tanto profesores como alumnos cometen faltas crasas de ortografía y de sintaxis.

  Basta este ejemplo. Un profesor de una escuela rural le enseñó a sus discípulos, que los elefantes eran ovíparos y que el plural de caoba era caobanas.

Por eso ocupamos el puesto 137 a escala mundial. Como decía Cantinflas: “Ahí está el detalle” y nosotros no obstante ser aguilucho, el pasado lunes nos  vestimos doblemente de amarillo.

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