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San Pedro de Macorís. Desde el 2007 a la fecha en la Autovía del Este, una de las carreteras más importantes que comunica la provincia de Santo Domingo con el polo turístico de la región Este, se han robado más de un kilómetro lineales de barandas, y a pesar de los esfuerzos realizados por la empresa encargadas del mantenimiento de la vía, no se ha podido poner fin a ese saqueo.
Reponer un metro de las barandas sustraídas cuesta RD$2,500 a la empresa Codacsa, concesionaria que tiene a su cargo la Autovía. En esta semana se concluyen los trabajos de reposición de tramos de esas barras protectoras, pero las expectativas son que dentro de dos meses tendrían que volver a reponer el metal desaparecido.
Otro de los problemas es que los propietarios de negocios y los residentees cercanos a la autovía han improvisado caminos.
Existen seis cruces ilegales que han sido reabiertos luego de que fueran cerrados, debido al peligro que implica para el flujo del tráfico vehicular en la vía expreso.
La arquitecta Yilda Alexandra Peña Núñez, directora de mantenimiento vial de la Codacsa, explicó que en los últimos tres años se ha incrementado el robo de las barandillas del sistema de seguridad para los usuarios, en desmedro no solo de la protección, sino también del ornato de la vía.
Los ladrones tiene un sistema que desarrollan en tres etapas.
La primera consiste en que una persona se encarga de flojar los tornillos, de manera gradual. Otra pasa luego a desmontar el metal y, por último, llega un grupo que se encarga de trasladarla. En ocasiones esconden la baranda en los matorrales, a la espera de un transporte.
Las claves
1. El nombre
El 9 de agosto del 2007 la Autovía del Este fue designada con el nombre del profesor Juan Bosch mediante la Ley 190-07, promulgada por el Poder ejecutivo.
2. Por robo
Se explicó que en una ocasión fue apresada una persona que llevaba en un camión alrededor de 300 metros de baranda y fue sometida a la justicia, pero a pesar de que han hecho allanamientos en busca del materia, ha sido difícil determinar dónde lo esconden o comercializan y todo se queda en la impunidad. A pesar de los esfuerzos y contactos con la Policía de Boca Chica y San Pedro no se pone fin al robo.
