En babia.- ¿Que no sabían las autoridades dominicanas que en Montellano, Puerto Plata, se construyó un barrio de 250 casas para dar alojamiento a cerca de 1,200 haitianos ilegales que fue financiado con recursos provenientes de Canadá? ¿Cómo es posible que algo así ocurra y funcionarios como el Ministro de Interior y Policía, José Ramón Fadul, se entere por el periódico? ¿Para qué diablos están entonces los organismos de seguridad del Estado? ¿Y la Dirección General de Migración? Con razón los haitianos se están mudando para acá, convencidos de que las autoridades dominicanas están en babia o prefieren mirar para otro lado.

Sin interlocutores.-El senador peledeísta por Pedernales Dionis Sánchez, quien actuó como mediador en el conflicto que generó el apresamiento de siete pescadores haitianos en aguas territoriales dominicanas, sugiere que para evitar que se repita lo sucedido se coloquen boyas que delimiten con mayor claridad la frontera marítima y que también se mejore la división terrestre. Claro está, el legislador no es tan zoquete como para creer que una mejor y mas clara delimitación de las fronteras terrestre y marítima impedirá que los haitianos sigan pescando en aguas dominicanas o que continúen su éxodo hacia este lado de la isla, su tierra prometida, pero al menos no podrán alegar ignorancia o desconocimiento. El problema es mucho mas complicado, y Dionis Sánchez lo sabe y lo dice: la falta de un interlocutor en el gobierno haitiano, sin el cual es imposible un entendimiento, una negociación o un acuerdo. ¿Qué hacer entonces? Para quien escribe, al igual que el ciudadano común que ve con aprensión cómo la inmigración ilegal haitiana crece, crece y crece sin ningún control, la previsible respuesta a esa pregunta solo acrecienta nuestras preocupaciones, pues por lo que se ve, o se está haciendo muy poco o no se está haciendo absolutamente nada.