En busca de otra realidad

En busca de otra realidad

Nuestro país desgraciadamente está siendo arrastrado por un enjambre de políticos sin ninguna formación histórica, pero nosotros los que todavía pensamos en el desarrollo y el bienestar de la nación para todos nuestros hijos, tenemos que refugiarnos en el dulce amor que nos ha tocado vivir, suave como un buen mango de Baní, unas fresas de Constanza o un poema de Fabio Fiallo, de Verhaden Flaubert, Amado Nervo o Rilke. Ahí en ese ambiente de poemas y fantásticas novelas, debemos asilarnos para conservar nuestras vidas saludables para poder pensar en la nueva restauración dominicana.

Para tranquilizar nuestros corazones, volvamos a leer otros libros como Los Tres Maestros, de Stefan Zweig; Los Éxtasis de la Montaña de Herrera y Reissic, o Tres Maestros ante el público de Antonio Bueno Vallejo, este último “Un auténtico texto teatral”, o busquemos el refugio en los personajes de las almas de Shakespeare, que encontraremos “hombres, movidos por las pasiones que agitan a los hombres”. Que ha sido siempre el interés de la humanidad. Y veremos cuán perenne son sus obras. Porque recordemos que los políticos no son intangibles, sus errores provocan el descontento de los pueblos y terminan desapareciendo del escenario en cualquier país.

Debemos cuidarnos de los ofrecimientos sin conocimientos de ciertos políticos, porque nunca la ternura de algunas de sus frases ha ablandado la tragedia del pueblo, y aun cuando se les ocurren ciertas disposiciones como los bonos de la vivienda y esas famosas tarjetas de RD$500, esa compasión lejos de eliminarla, se ahonda en la crueldad y se revela poderosamente, pues, ése es el secreto del esperpento.

Si nos refugiamos en la buena lectura y sobretodo de poesías, podremos sobrevivir en medio del ambiente de insultos, falsas acusaciones, que nuestros políticos, salvo con algunas excepciones, nos quieren acostumbrar a ese estilo de vida.

Vivamos en paz, seleccionando bien, los pocos momentos de paz y tranquilidad (sin trancas) que logramos algunas veces. Solamente refugiados en el amor de Dios y nuestras compañeras, hijos, nietos y amigos, podremos conseguir soñar en un mundo mejor.

 

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