En busca del mayo perdido

 En busca del mayo perdido

CARMEN IMBERT BRUGAL
Quién se atreve a convocar. Quién redacta la proclama y solicita la cotización de pancartas, banderitas, banderolas, evalúa el precio de las frituras y de las botellas, o “los potes”, en el mejor argot etílico nacional. Quién gestiona la participación en los programas de radio y televisión, tertulias, peñas, fiestas patronales, misas, velorios, partos, horas santas, bautizos, bodas. Alguien debe animarse y difundir los mensajes a través de la red y de los teléfonos móviles. Es recomendable la contratación de una avioneta para el lanzamiento de octavillas con el texto preciso. Se precisa la colaboración de los compositores de reguetón y bachata, de publicistas y fotógrafos, magos de la imagen y el texto.

Motivarlos para que las consignas digan más que “vota por mí”, “soy el mejor”, “vírate”, “apuesta”, “el que da”, “el que quita”, “pa’fuera”, “pa’dentro” “pa’lante” “pa’tras”.

Porque es impostergable rescatar a mayo. Sanearlo.

Sustituir la profusión de afiches torvos que retratan la estulticia de los dueños del circo sin romanos, su abuso conspicuo que no repara en la alienación y apuesta a la vocinglería, a la efectividad de una arenga vana, pueril.

Manipuladora. Durante meses olvidan los problemas legendarios de la nación para reír, herir, descalificar.

Como si no tuvieran culpas, como si el país y sus historias públicas comenzaran después del 16. Durante meses, negocian, ofrecen, tasan simpatías, adhesiones. Visitan, besan, abrazan, lloran. Reparan calles, cañadas, asisten parturientas, donan medicinas y juguetes. La propuesta es de bulla y caravana, de gorras y funditas, de papeletas, cenas y desayunos. Disponen de recursos que, destinados a otros fines, servirían para comenzar la enmienda de las carencias. Hasta marzo, la inversión en publicidad, hecha por los partidos políticos y el Gobierno, ascendía a $186, 058, 205.15.

Existe un mayo de lirios, azucenas, brisa azul y lluvias.

Mayo con ritos y claveles, con la evocación del obrerismo ido y su trece para rememorar La Cova de Iría, los pastorcitos y los secretos de Fátima. Mayo de nostalgia y ternura envuelta en el celofán de la ofrenda que reúne moradores del campo y la ciudad alrededor de las estrofas de Trina de Moya para, entre pesares y alegrías, recordar la sonrisa tierna y la resignación.

Cuántos gritarán basta! a tantos candidatos y candidatas mercenarios, tránsfugas, farsantes, traficantes de ilusiones, pescadores en el río proceloso de la ignorancia y la miseria. Cuántos exigirán explicaciones para entender cómo la perversidad de antaño se transforma en bonhomía de hogaño.

Los hombres son tan simples y se sujetan en tanto grado a la necesidad que el que engaña con arte, halla siempre gentes que se dejan engañar declara Maquiavelo. Sin embargo, sería pertinente analizar porqué, en las elecciones del año 2002, el 49.80% optó por la abstención.

¿Acaso una minoría de ese porcentaje repudió la oferta electoral, demostró su hartazgo no validando con su voto tanto candidato peregrino.

Nunca una contienda eleccionaria había presentado visos de insulsez y medianía como ésta. Nunca la inconsistencia de la perorata comicial había sido tan palmaria, ni la evidencia del oportunismo tan descarada. Es un acoso constante a la memoria y a la capacidad de analizar el trasiego de afiliaciones. Ni los colores permiten la identificación de una adscripción. El rojo no es rojo, el blanco no es blanco, tampoco el morado.

Puede parafrasearse la copla del siglo XVIII que resume con gracejo los vaivenes del coloniaje: Ayer reformista nací, a la tarde me cambié, la alianza me conquistó, hoy me llamó Leonel. la composición concluye “no sé que será de mí” pero aquí el lamento no cabe. Cada uno sabe qué protege, qué evade, qué busca, con el zarandeo partidista. No les importa la confusión de lemas y símbolos, la lisonja de ocasión les enorgullece. Trastocan el significado de las elecciones congresuales y municipales y la colectividad percibe que los legisladores hacen algo distinto a lo prescrito en la Constitución de la República. La dádiva no está prevista en la Carta Magna. La promesa de una casa, una escuela, un acueducto, una nevera, un televisor, no es requisito para ocupar una curul.

Se impone un mayo digno, sin estridencias, ajeno a la fanfarria populista y farfullera. De alguna manera debe diseñarse la posibilidad de un quinto mes libre del improperio coyuntural, de la perorata mendaz y aduladora.

De esa jaculatoria de tribuna que encubre militancias endebles y la conveniencia de protagonistas del desastre nacional. De hombres y mujeres que actúan cobijados por la perenne impunidad. Arriesgan su nebuloso prestigio de veletas políticas, desgañitándose cuando profieren frases vergonzantes porque así evitan juicios penales, postergan sentencias, compran exilios, que sólo el relajo electoral y el eventual triunfo garantizan.

Es perentorio hurgar entre el revuelo de pancartas y estribillos grotescos, para rescatar el mayo de flores y lluvias, de brisa azul y homenaje, de milagros, vírgenes y madres, con su inconclusa propuesta liberadora, sellada aquel día 30.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas