En búsqueda de la felicidad

En búsqueda de la felicidad

Según Paul Gilbert, en el cerebro hay cuatro circuitos de la felicidad

En estos tiempos tan difíciles es cuando más debemos de esforzarnos en tratar de ser felices. Dicho esto, abordemos el aspecto práctico de la cuestión. Queda sentado que todo hombre tiene en sí un capital de fuerzas físicas y morales suficientes para hacerle triunfar, claro que a condición de tener conciencia de que las posee, de hacer lo que sea menester para conservarlas y desarrollarlas en la medida de su ambición y de sus deseos, es ahí donde juega su papel lo que se ha llamado la cultura humana. Se plantea que todo hombre recibe dos especies de educación: una la que es dada por otros, y otra, mucho más importante, la que él se da sí mismo.

Nadie sobre este mundo tiene la fórmula de la felicidad completa, son numerosas las alternativas que se plantean en libros, charlas, cursos, etc. La psicología, que es una verdadera ciencia con todos sus rigores, es una parte fundamental de las llamadas ciencias cognitivas, pero algunos con su errático, ambicioso y poco ético proceder, la han pervertido y han hecho creer a muchos sus falacias para el único beneficio de sus bolsillos.

Haciéndole perder su cientificidad y se ha convertido para muchos en panfletaria y pseudociencia con sus mágicos y maravillosos consejos sobre autoayuda, manejo de todo lo emocional, hasta hacen el papel de psicólogos y de psiquiatras sin estar acreditados y pontifican de cómo ser feliz.

Con esto enfatizo que no espere usted en este sábado, el que yo pueda tener la magia de la felicidad o algo parecido y mucho menos en estos momentos de pandemia. Pero una cosa sí puedo hacer y lo hago con sumo agrado, es comentar los elementos que a mi modo de ver pueden ayudar a nuestro cerebro a mejorar y por ende a ser más feliz.

Lo primero es tener confianza, lo que yo pueda recomendar si no se tiene fe en sus resultados, de nada vale. Nuestro cerebro manda a sabiendas o inconscientemente, a todos nuestros órganos; corazón, pulmones, intestinos, etc., todas sus funciones se encuentran bajo la dependencia de nuestro espíritu subconsciente; por lo tanto cada vez que nos desalentamos, que nos quejamos de un pesar, nuestro espíritu subconsciente en el órgano rector da a nuestro organismo órdenes nefastas.

Lo segundo, la motivación de que sí podemos ser felices, que lo merecemos. La primera aproximación al término, podemos definirlo como la capacidad generadora de llevar a cabo una acción, interna o externa. También se podría entender como la pasión por el logro de ser feliz. Otro matiz en su definición es considerarla como una predisposición que dirige conductas hacia la obtención o satisfacción de sus deseos.

Etimológicamente, proviene del verbo latino «movere», que significa poner en movimiento, estar listo para la acción.

El psicólogo inglés Paul Gilbert, quien es el fundador de la Terapia Centrada en la Compasión (CFT), opina que hay en el cerebro cuatro circuitos de la felicidad. El primer circuito es nuestra habilidad para mantener estados positivos, el segundo circuito es responsable de nuestra habilidad para recuperarnos de los estados negativos. El tercero es la habilidad para concentrarnos y evitar la dispersión mental y el cuarto y último es la habilidad para ser generosos.

Para otros, por el contrario, consideran que la felicidad, es un secreto simple: sexo, ejercicio, música y charla, esos defienden que estos son los cuatro elementos básicos para ser feliz. Cada uno de nosotros tendrá su propia definición, lo que sí sabemos, es que es un derecho inalienable el ser feliz.

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