Las crisis económicas sistemáticas (regionales y localizadas) no dejan de presionar la producción y circulación del producto artístico, provocando un desconcertante vuelco de las ideas, la imaginación y la creatividad hacia lo rentable. Y es justamente a la hora del “tumbo” monetario que la imaginación termina retorcida, domesticada y fastidiada como terrible desatino. Entonces, ¿cómo podrían continuar resistiendo los creadores contemporáneos, no solo frente al sistema, sino contra ellos mismos para no ser los nuevos “zombis” del mercado?
En Santo Domingo, quienes mejor podrían responder la interrogante serían los obstinados legionarios de la cimarronería existencial y creadora. Esos que jamás extravían la capacidad de reconocer que es solo a través de la rigurosa consagración al oficio de taller que la sensibilidad, las ideas, las visiones, las percepciones, las sensaciones y las emociones más íntimas, adquieren niveles de expresión estética profundos, sublimados y trascendentes.
A esta legión de creadores rebeldes, disciplinados, persistentes y productivos se adhiere Thelma Leonor Espinal (1976). Su adscripción a la estirpe de los rigurosos y apasionados signatarios del taller como espacio sagrado y pleno de potencialidad creadora se comprueba de manera efectiva ante el impacto y la vitalidad que caracterizan el espléndido cuerpo de obras recientes que la destacada artista santiaguera presenta actualmente en las dos salas de exposiciones de la Casa de la Cultura de la ciudad de La Vega.
En efecto, “Obras Recientes”, curada por el reconocido artista e historiador del arte dominicano Danilo de los Santos, es una exposición antológica, conformada por 25 obras (pinturas sobre tela, instalaciones con materiales diversos, cerámicas y trabajos en técnica mixta sobre papel), todas marcadas por una calidad plástica excepcional, que nos permite confrontar una serie de momentos clave de la incontrastable trayectoria evolutiva de Thelma Leonor Espinal.
Al respecto, advierte con acierto y lucidez Danilo de los Santos: “La trayectoria de Thelma Leonor es demostrativa de unos ojos espeluznantes impactados por el «inside» multiplicado como vivencia conductora desde sus iris al sentimiento hacedor. En este sentido, su caudalosa obra discursiva en nada estática, mimética o monotemática se balancea entre la inflexión controlada de las curvaturas y la reflexión que atenciona contenidos con detenimiento y reflexión”…
Y agrega el respetado estudioso y curador de la muestra: “Reencontrar a Thelma Leonor: fogosa, indetenible, extendida y multifacética en sus creaciones, inevitablemente sentimos que «nos piensa con sus ojos» que se multiplican en la antología «Obras Recientes», que ofrece como un manjar en el Centro Cultural de La Vega: cerámicas, dibujos, instalaciones y pinturas que pupilarmente nos sugestionan como ecos tangibles y visuales de su convincente pensar con los ojos”…
Precisamente, en su declaración textual, la propia Thelma Leonor enfatiza sobre los motivos y preocupaciones medulares de su brillante entrega: “Asumo la práctica artística desde mi entorno y cotidianidad. Mi obra tiene que ver con los cuestionamientos que surgen a partir de los problemas de género y aspectos relacionados a mi identidad isleño-caribeña. A través de los objetos que utilizo como referencia al mundo femenino, propongo una lectura a los problemas sociales, históricos y contemporáneos de la mujer”…
En la poética de Thelma Leonor, activa el susurro ideológico, el grito conceptual, la apuesta a los valores de la imaginación, la sabiduría, la intuición, el azar y lo energético a la hora de la práctica creadora. En sus polisémicas reacciones plásticas y visuales bidimensionales y tridimensionales, también activan la memoria y la sorpresa, intensificando el flujo imagético de sus creaciones a través de un insólito proceso de polisíntesis expresiva, consistencia reflexiva y renovación creadora.
Las formas, las texturas, la signografía, la simbología y la policromía que predominan en las pinturas, cerámicas e instalaciones que Thelma Leonor exhibe en la Casa de la Cultura de La Vega, traslucen la fuerza, el coraje, la determinación, la independencia y la integridad características de su personalidad creadora. Asimismo, estos hallazgos, extraídos de las realidades, las experiencias y las ilusiones humanas, nos comunican las cosas, acontecimientos, accidentes, ansiedades, ideales y asombros de los sujetos que respiran y le inspiran continuamente, además de la intimidad gráfica, la emoción personal y la milagrosidad placentera del encuentro estético.