En Casa de Teatro
Adolfo Piantini,Imágenes de un diálogo entrañable

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POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
“Mis pinturas están inspiradas en la naturaleza y todo lo que a ella le acompaña. Interpreto al hombre como reflexión de sus más íntimas emociones: Dolor, deseos, frustraciones, lo social y lo político y todo su paso en el drama que llamamos vida. Y la mujer como lo sutil y el centro de la belleza universal”.
Adolfo Piantini. 2007.

Desde la noche del pasado martes 3 de julio, Casa de Teatro ha iniciado la celebración de su XXXlll Aniversarios. En esta ocasión, el evento estelar de tan memorable celebración  es la exposición “Diálogo”, de Adolfo Piantini, quien retorna de una ausencia expositiva de casi dos décadas para  entregarnos una esplendida selección  de pinturas y dibujos recientes que, de entrada,  se nos revelan como los efectos más depurados de su insaciable y fecundo diálogo con la naturaleza, la condición humana, su pueblo, sus raíces y su tiempo.

En los trabajos más resistentes de esta muestra, tales como las pinturas tituladas “Niños Abusados”, “Erótico l”,  “Desnudo con Guantes Rojos”, “La Brecha”, “Erótico ll”, “Encuentro l” , “Mujer en Paz”, “Encuentro ll” , así como las series de dibujos tituladas “Niños”, “Diálogo” y “Máscaras”, Adolfo Piantini no sólo se reafirma como  uno de los máximos exponentes de la vanguardia artística dominicana de la segunda mitad del siglo XX, sino que también, y una vez más, pone la chispa para reavivar el diálogo abrasador de la fraternidad que signa la historia de Casa de Teatro, espacio  cálido y sumamente significativo para Adolfo en su lúcido y fructífero trayecto hacia la celebración de los trazos del sueño, del amor, del pathos existencial, la memoria, la fuga y el devenir.

Adolfo Piantini nació en Santo Domingo en 1946. Realizó sus primeros estudios artísticos en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Academia de Gilberto Hernández Ortega. Realizo especializaciones  dibujo, pintura y escultura en la New School, en la Art Students League y en la New School of Visual Art de la ciudad de Nueva York, donde vivió durante más de tres décadas. Ha realizado 16 exposiciones individuales y numerosas exposiciones colectivas, tanto en la República Dominicana, Estados Unidos,  Cuba, Venezuela y Ecuador. Su obra se caracteriza por una síntesis estilística sumamente personal que resulta de su lúcida asimilación y transmutación de la estética pictórica de clásica o renacentista, el expresionismo figurativo de la modernidad, el Pop Art y las poéticas abstractoexpresionistas contemporáneas.

“Diálogo” es una muestra que nos deja ver los efectos de la fuga y del esperado retorno de Adolfo Piantini, así como  ciertas zonas del proceso liberador que se establece en sus trabajos recientes. Esta apretada selección de pinturas, dibujos y “collages” son el resultado de una experiencia  espiritual íntima y conscientemente transformadora: “Para mí ha sido como un llamado de la altura. He pasado por un golpe fuerte. Estoy volviendo  a las raíces, a pintar y reencontrarme con mi pueblo, con mi cultura”.

En estos trabajos confrontamos a un Adolfo Piantini definitivamente renovado y al mismo tiempo fiel y persistente a las preocupaciones humanísticas, recursos técnicos y signos visuales con que ha materializado el extracto más trascendente de su producción simbólica. Esto es: entregado a una búsqueda insaciable de la libertad expresiva, de la belleza que estalla en su natural expresividad y a una práctica creativa que explora intensamente la los recursos  del procedimiento técnico y los resortes semióticos del collage.

Dos características distintivas de la personalidad creadora de Adolfo Piantini son su transparencia ética respecto a la misma práctica artística y sus profundas convicciones ideológicas ante la realidad social. De ahí su plena entrega al trabajo de taller y su lúcida implicación en el diálogo con sus raíces y sus contemporáneos: “Ahora lo que siento lo hago con más fuerza. Ahora respeto más el regalo de ser un creador y eso me  hace más exigente conmigo mismo”.

En efecto, en estas auténticas reacciones dialógicas sobre sus devastaciones existenciales, sobre la deslumbrante y crítica situación humana contemporánea que le ha tocado vivir, Adolfo Piantini alcanza un grado de libertad expresiva que nos revela la especialidad  de su práctica imaginativa y la efectiva claridad con que materializa su discurso visual. En la resolución formal de tal discurso, línea, color y diseño  proclaman un equilibrio hermoso, atractivo y totalizante.

La figura es color, el color es línea, la línea es superficie, textura, gesto, ritmo, efecto, juego estético de contrapuntos. La riqueza imagética dispara la eficacia metafórica, sublima la artisticidad de la reacción, esclarece las precisiones de la síntesis conceptual y transparenta las mismas aperturas de la materia: papel periódico, fibra de vidrio, diferentes variedades de acrílicos, cemento. En  este resistente cuerpo de su producción simbólica reciente, Adolfo Piantini desborda los límites identitarios de nuestra polisíntesis cultural: magia consubstancial, espiritualidad, interracialidad, feminidad, erotismo, violencia, trasvetismo, maravilla y absurdo cotidianos, ritmo y solidaridad.

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