En Chile pescadores, ratas y pelícanos depredan pingüinos Humboldt  

En Chile pescadores, ratas y pelícanos depredan pingüinos Humboldt  

ISLOTE PAJARO NIÑO, Chile. AP. Una cría de pingüino de Humboldt nacida hace unas tres semanas se encontraba acostada en la boca del nido. Tenía los ojos abiertos y aparentemente esperaba a que sus padres llegaran a abrigarlo y alimentarlo. Al percatarse de la presencia humana se asustó, y rápido retrocedió al fondo de la madriguera.  

Es incierto si uno o ambos progenitores de la cría regresarán al nido. Pueden estar cazando para traerle alimento, o haber muerto ahogados tras enredarse en las redes artesanales de cientos de pescadores que pasan por las cercanías de la zona del islote, o pudieron haberse asustado y huido al percatarse de la presencia de ratas, que pueden medir entre 15 y unos 20 centímetros de largo, y cuya población abunda en el lugar.  

La invasión de ratas en la isla es uno de los grandes peligros para los huevos de pingüinos pues los roedores los han hecho su manjar favorito. En otras ocasiones, también se comen a las aves recién nacidas cuando están solas.  

Estos pingüinos tienen manchas negras en su pecho y también son amenazados por las cambiantes corrientes marinas, gaviotas, focas y pelícanos que anidan en el islote y destruyen sus nidos hechos en tierra. Pero el mayor peligro ha sido las redes de los barcos de pesca que atrapan y asfixian a los adultos.  

“El que declina la población de los pingüinos es el hombre”, dijo a The Associated Press la veterinaria Paulina Arce. “De los huevos… pueden ser las ratas”.  

La población mundial de este pingüino no supera los 45 mil cuando décadas atrás era de cientos de miles, dijo Alejandro Simeone, biólogo especializado en ornitología y director del Departamento de Ecología y Biodiversidad de la universidad privada Andrés Bello.  

La supervivencia de las crías y su especie, única en el mundo y que sólo anida en las costas de Perú y Chile, está en riesgo, según reconocidas organizaciones internacionales como la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres, que incluyó al pingüino de Humboldt en su Apéndice I, donde figuran las especies sobre las que pesa el mayor peligro de extinción.  

Un 77% de estos pingüinos habita en 15 ó 20 islotes distribuidos desde la zona central al extremo norte chileno. Los restantes viven en un par de zonas costeras de Perú, según Simeone.  

En Chile, los pingüinos Humboldt son considerados una especie vulnerable y en 1995 el gobierno prohibió su caza hasta 2025. También crearon varios santuarios naturales y parques nacionales para protegerlos. Pero las medidas han sido insuficientes.  

Los pingüinos de Humboldt se reproducen dos veces al año, y ponen sólo un par de huevos. La pareja se turna para empollarlos. Al nacer las crías, entre 38 a 41 días después, pesan entre 65 a 95 gramos, y necesitan la protección de sus padres durante al menos 10 semanas, hasta que les crezcan sus plumas y puedan alimentarse por sí mismas en el mar.  

Pero su alimento depende de la corriente fría de Humboldt, de dónde el pingüino deriva su nombre, pues ella contiene las sardinas y otros pescados que hacen parte de su alimentación. El problema es que en los últimos años la corriente se ha movido lejos de la costa por el fenómeno del Niño, que aumenta la temperatura de las aguas superficiales y las aves tienen que recorrer trayectos más largos y dejar a sus crías a merced de las ratas.  

Cuando los pingüinos adultos se aventuran al mar por pescado, antes de anidar y después para alimentar a sus crías, o por un par de meses para prepararse para su nuevo ciclo reproductivo, pueden caer en las redes de pescadores artesanales de la zona, que no son pocos.  

“Al cerrarse las redes, quedan atrapados y al no poder salir a respirar, mueren ahogados”, dijo la veterinaria Arce.  

En una red de pescadores pueden quedar atrapados desde un pingüino hasta 50, dice. En una oportunidad la cifra se elevó a 300. En sólo una hora en el islote, aparecieron tres botes pesqueros y un par de hombres rana. La posibilidad de que el hombre desembarque aquí es cierta, dijo Arce. La Sociedad Zoológica de Milwaukee, cuyo zoológico tiene una pequeña comunidad de pingüinos Humboldt, ha invertido desde 2009 más de 200 mil dólares para investigar la crítica situación de estas aves; para desarrollar un proyecto de nidos artificiales; para realizar censos anuales de población y pagar un pequeño estipendio a los veterinarios Arce y Maximiliano Draige.  

Con el dinero también se financió un experimento para cuantificar el consumo de huevos de pingüino por parte de las ratas utilizando huevos de gallina. En algunos nidos deshabitados depositaron esos huevos y comprobaron que los roedores se comieron un poco más del 50%. Repitieron la experiencia en una isla del norte y el porcentaje se elevó a un 70%.  

“Dado el efecto que las ratas están teniendo sobre los pingüinos, la recomendación sería erradicarlas para evitar que sigan provocando ese daño”, dijo Simeone.  

“Las ratas son un problema grande”, dijo Roberta Wallace, veterinario principal del zoológico de Milwaukee. “Estos pingüinos sin duda tienen suficientes problemas con sus propios depredadores, como las gaviotas. No necesitan esto”.  

Los roedores no son una población originaria de las islas. Según Simeone, en la zona del Islote Pájaro Niño, parte de ellas provienen de un exclusivo balneario llamado Algarrobo, donde muchas familias adineradas tienen sus residencias de veraneo y los millonarios son miembros de un exclusivo club náutico, adornado con elegantes jardines floridos que rodean un área donde se encuentran estacionados lujosos yates.  

Desde el club hasta el islote se construyó un terraplén de unos 80 metros de largo que unió la tierra firme con la islote ofreciendo, así, un camino de acceso que usan las ratas para caminar hasta sus huevos favoritos.  

En otras ocasiones, los roedores nadan algunos centenares de metros o son transportadas inadvertidamente por los pescadores en sus botes.  

Simeone dijo que en otras partes del mundo se han erradicado estos roedores usando “ciertos cebos que son tóxicos únicamente para las ratas, pero eso requiere de un despliegue logístico bastante grande y costos asociados”.  

“Sólo con un montón de dinero (se puede erradicar a las ratas)”, dijo Wallace. “Algunas de estas islas no son fácilmente accesibles. Usted tendría que pagar a alguien para salir todos los días o una semana para eliminar las ratas. No es como poner el veneno una vez y se mueren todas. Es un enorme desafío logístico”.  

 Actualmente, en el presupuesto del gobierno no existe dinero asignado para preservar a los pingüinos Humboldt. Simeone dijo que sólo hace una semana fue contactado por un funcionario del Servicio Nacional de Pesca y por otro del Ministerio del Medio Ambiente para empezar a conversar el tema.  

“La prensa local acudió al Servicio Nacional de Pesca y al Ministerio del Medio Ambiente para saber qué estaban haciendo para enfrentar este problema (las ratas que se comen los huevos de los pingüinos); ellos no tenían ni idea de que les estaban hablando”, dijo Simeone.  

La AP intentó reiteradamente entrevistar a un funcionario del servicio de pesca, pero no respondió a las preguntas y tampoco respondió una consulta enviada por correo electrónico.  

La AP recorrió el Islote Pájaro Niño en compañía de Arce y encontró que su suelo sedimentado contenía una resbalosa mezcla de excrementos de aves, pájaros en descomposición y barro, lo que dificulta caminar por el lugar. En la playa había decenas de cadáveres de pelícanos y otro agonizaba porque se fracturó una pata y no podía volar al mar y buscar alimento.  

El lugar es considerado santuario de la naturaleza desde 1978 y solo se puede ingresar, hipotéticamente, con un permiso del Consejo de Monumentos Nacionales.  

Allí, la supervivencia se juega centímetro a centímetro en abrumadoras condiciones. El islote mide 4,8 hectáreas y está rodeado por una angosta playa, interrumpida por rocas y acantilados, que constituyen la mitad del lugar.  

Al interior de la isla aparece un enorme peñón, agujereado por pequeños huecos que sirven de nido natural para los pingüinos. El estrecho terreno es disputado en verano por decenas de miles de aves marinas, gaviotas, focas, y pelicanos que también han escogido el lugar para habitarlo, sin contar a los roedores.  

“Con su peso los pelícanos derriban los nidos de los pingüinos, y para tratar de salvar la estructura del techo se pusieron recipientes de basura cortados a la mitad, como una concha acústica, y que sirve de protección del nido pues funciona como un techo) para conservar los nidos intactos”, dijo la veterinaria Arce. “El lugar de encuentro de las parejas de pingüinos es en las afueras del nido … (si el nido no está) esa pareja se disuelve, no hay procreación, ni huevos ni polluelos en esa temporada y esa pareja se puede disolver para siempre”. Pero hay parejas que permanecen juntas toda su vida.  

La “concha acústica”, de plástico duro, es enterrada con una inclinación que asegura que el nido no colapse y los pingüinos pueden profundizar o alargar su nueva casa.  

Empezaron con 12 nidos artificiales hace cuatro años y ahora tienen más 30. Los primeros dos años fueron visitados por varias parejas, y algunas, muy al final de la temporada, pusieron huevos que no alcanzaron a madurar y las parejas se marcharon.  

“El año pasado tuvimos la primera puesta de huevo exitosa, con eclosión, donde los polluelos se desarrollaron como si estuvieran en una cueva natural y ahora son juveniles y sanos, que seguramente van a volver esta temporada”, dijo Arce, quien por su trabajo recibe 80 dólares al mes. “Nosotros estamos preservando tanto la especie como el espacio”.  

Por ahora, la Sociedad Zoológica de Milwaukee, de Estados Unidos, está trabajando activamente en varios proyectos preservar a los pingüinos de Humboldt.  

De vuelta en el nido del polluelo ya han pasado seis horas. La cría seguía acurrucada al fondo de su madriguera natural, de piedra y tierra, pero ninguno de sus padres había llegado.  

Si al anochecer o dentro de un par de días no aparece al menos uno de sus padres, la cría morirá de hambre o será atacada por las ratas.   ———————   Eva Vergara está en Twitter: http//twitter.com/evergaraap   Michael Warren, jefe del buró de la AP en el Cono Sur, colaboró con este reportaje.

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