La libertad de recurrir públicamente a la protesta que asiste a los ciudadanos no obliga de todos modos a aceptar como válido y justo cada motivo que esgriman tales o cuales agremiaciones que opten por convocar, como ocurre ahora, a manifestantes hacia los frentes de la sede de un órgano de prensa de reconocida independencia como Diario Libre pregonándole como situado en una línea «pro haitiana» y «antidominicana». Sustentan consignas que en el caso que nos ocupa traslucen incapacidad de aceptar la libre expresión de las ideas actuando con ausencia de fundamento y de respeto a la verdad. Debe preocupar a los medios de comunicación de todas las áreas que se pretenda, como anuncia la entidad «Defensores de la Patria», una espectacularidad de pancartas y resonancia de estribillos que serían hostiles al citado matutino para el próximo mes de junio. Alarma, más que preocupar, que esto pueda estar ocurriendo en el marco de lo que la Sociedad Interamericana de Prensa definió hace poco como «un conjunto de riesgos que ensombrecen la libertad de prensa en el hemisferio».
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Agresividades que obligan a una reacción defensiva no solo de quienes ejercen responsablemente la labor de informar a la sociedad. También de la sociedad misma por tratarse de presiones generalmente movidas desde posiciones extremas, inadmisibles y contrarias al Estado de derecho que ampara la libre difusión de las ideas para hacer posible la defensa de los mejores intereses de la nación asumida por la prensa dominicana.