En contra de una embestida

En contra de una embestida

En la inminencia de un proceso electoral ya crispado por premoniciones de súbitas reformas a las reglas del juego para extraer de sepultura la históricamente perjudicial reelección, estallan presiones sobre el Tribunal Superior Electoral. Documentadas versiones anteriores a la convulsión anti-fallo indicaban que sectores de Poder ejercían influencia entre bastidores para condicionar la decisión final de la corte sobre un conflicto interno del Partido Revolucionario Dominicano, aliado del Gobierno. Lo que ha venido después ha sido la contraproducente propuesta de investigar a los magistrados en ruptura con las debidas previsiones constitucionales. Así lo han señalado especialistas que analizaron la sentencia y la consideran correcta. Aparecen además en el récord del tribunal sentencias que obligan a reconocerle independencia y apego a los criterios jurídicos que lo rigen, sabiéndose por sentadas jurisprudencias que el Tribunal Constitucional es contrapeso a sus ejercicios. Tergiversar la labor judicial electoral lleva a una parte de la sociedad a temer el posterior surgimiento de trastornos mayores al proceso en atención a la histórica recurrencia de uso de medios oficiales para tratar de acomodar las normas de certámenes con debilitamiento de la institucionalidad y en contra, viciosamente, de la permanencia sin alteración del fundamento jurídico del Estado. Golpes que suelen emerger, como palo acechao, tras confidenciales tratativas.

Llenar un crítico vacío

Era de lugar, muy de lugar: establecer una estrategia para que en 25 hospitales del país sobrevivan más pacientes que allí llegan por infartos cardíacos. Una cosa tiene que traer la otra. Si por el territorio nacional se extiende una atención rápida a las emergencias con riesgos de mortalidad de los ciudadanos a través del 9-1-1, hay que velar más por la capacidad de respuestas de los centros.

La ausencia de instrumentos imprescindibles para detener colapsos ha estado aquí estrechamente relacionada con la pérdida de vidas humanas. Un aparato tan de orden y no tan costoso como es el desfibrilador, no ha jugado el papel que con amplia disponibilidad sería la diferencia entre la vida y la muerte cuando falla el corazón. Está previsto que a partir de ahora lo esencial esté presente a plena satisfacción.

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