Ante cualquier drama o circunstancia perjudicial, producto de tragedias como la explosión mortal que estremeció a Villas Agrícolas, las acciones deben concentrarse en primer orden a dar rápida y oportuna asistencia en la parte humana en cuanto a víctimas, daños materiales y efectos postraumáticos, independientemente de las investigaciones técnicas sobre las causas del estallido.
Debates estériles, actitudes quejumbrosas y especulaciones no contribuyen en nada frente a situaciones de este tipo, aunque siempre es pertinente y provechoso ser receptivos a los reclamos y escuchar con detenimiento todas las apreciaciones que de alguna forma puedan esclarecer lo sucedido sobre bases concretas y debidamente sustentadas.
Por eso en principio las familias afectadas recibieron con alivio y positiva expectativa el comunicado a la opinión pública emitido de forma conjunta por las empresas Polyplas y TransGas, filial del Grupo Propagas, mediante el cual anunciaban la creación de un fondo de solidaridad para canalizar asistencia institucional a las personas impactadas por el siniestro del pasado 5 de diciembre.
La asignación del manejo y distribución institucional de los recursos de asistencia a la Parroquia San Mateo Apóstol, la Junta de Vecinos Ana Deysi Eduardo, el Bloque de Juntas de Vecinos de Villas Agrícolas y el Club Deportivo y Cultural 12 Juegos, ha sido una atinada decisión para garantizar que la ayuda llegue de forma efectiva y justa a los verdaderos afectados, a fin de que nadie pueda aprovechar esta coyuntura de dolor, impotencia e indefensión para obtener un beneficio particular e ilegítimo.
Otro punto a tomar en cuenta y que requiere seguimiento y supervisión de parte de las autoridades, es que este proceso se realice sin inconvenientes para que el dinero proveniente de este fondo fluya satisfactoriamente y que, tal como han destacado las empresas involucradas, no esté supeditado al tiempo que las aseguradoras se tomarán para dar respuesta frente al hecho y sus consecuencias.
Dentro de esta terrible catástrofe se debe destacar también que el protocolo de la ciudad funcionó a través de sus unidades especiales de rescate y brigadas, apoyadas por personal de varios organismos gubernamentales y coordinadas por el alcalde del Distrito Nacional, David Collado, quien acudió sobre el terreno poco tiempo después del estallido.
Se debe además destacar que, a riesgo de sus propias vidas y cuando aún el siniestro tenía gran intensidad, jóvenes bomberos trabajaron incansablemente en las labores de extinción.
Las buenas acciones deben ser aplaudidas, sin dejarnos ofuscar únicamente por los aspectos negativos. Ahora el gran reto es tomar medidas a la luz de la penosa experiencia para que no tengamos que lamentar nuevos balances trágicos.