En defensa de nuestros hermanos venezolanos

En defensa de nuestros hermanos venezolanos

En los últimos días, las autoridades de Migración han iniciado una cacería de brujas contra los ciudadanos venezolanos, que hartos de pasar calamidades y vicisitudes, escapan de su país y muchos han elegido el nuestro como refugio, ya que la permanencia en Venezuela se ha convertido en un puro infierno.
Una nación la cual conocimos y visitamos en múltiples ocasiones y pudimos disfrutar de su hospitalidad y bellezas naturales de sus diversos estados, en la actualidad se encuentra sumida en una situación inhóspita y depauperada, en donde los establecimientos de abastos lucen con góndolas vacías y ni siquiera los alimentos de la canasta básica pueden encontrarse en ellos, lo cual incrementa la violencia cuando se va de compra en los mismos.
Si bien es cierto que Venezuela no fue un país agrícola antes de la aparición de petróleo, no es menos cierto que las divisas que producía el oro negro permitía a los ciudadanos contar siempre con los alimentos necesarios para poder nutrir la creciente población que actualmente ronda los treinta y dos millones.
En el pasado, el venezolano era exigente, tanto con la comida como con la bebida. Al parecer, la época dorada de pedir un whiskey etiqueta negra ha pasado a mejor vida, pero debemos señalar que el país cuenta con buenos rones para no depender de bebidas extranjeras. Actualmente los restaurantes gourmets son cosas del pasado y que muchos caraqueños añoran. Acompañar un almuerzo o cena con un buen vino, cuesta un ojo de la cara por la carestía de la carne y las bebidas importadas.
A las autoridades migratorias de nuestro país le debemos recordar, que nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte donde se refugió fue en los llanos venezolanos. Además, en tiempos de la tiranía de Trujillo, Venezuela abrió incondicionalmente sus puertas para que los exiliados se estableciesen y movilizasen libremente en su territorio. Esa deuda debe aflorar para en lugar de tratar de maltratarlos y deportarlos, protegerlos como lo hicieron los gobiernos democráticos que enfrentaron, salvo Pérez Jiménez, las persecuciones y ejecuciones de los esbirros de Trujillo en los diferentes países americanos.
Hay dominicanos que le reprochan al gran Libertador Simón Bolívar el no haber dado el respaldo de la Gran Colombia cuando Núñez de Cáceres declaró la independencia llamada Efímera. Olvidan, que cuando Bolívar luchaba para emancipar su Patria, acudió al presidente de Haití Petión, quien le suministró un balandro y armas para enfrentar a los españoles que ocupaban, no sólo el territorio de Venezuela, sino el de varios que más luego serían liberados por el genio de Bolívar y San Martín.
Hemos visto ciudadanos venezolanos escarbando en la basura con la finalidad de encontrar algo que pudiera paliar el hambre que sufren. La situación de Venezuela se ha empeorado cuando el presidente estadounidense Donald Trump ha arreciado el embargo, lo cual, concomitantemente con la caída del barril del petróleo ha sumido ese país en la escasez de todo producto necesario para vivir con integridad, lo cual traería serenidad al pueblo sufriente, especialmente los niños y enfermos.
Los dominicanos que estamos conscientes de lo que significó Venezuela para nuestros exiliados, les pedimos a nuestras autoridades migratorias que escruten en el pasado y le devolvamos a estos forzados emigrantes, el trato amable y el reconocimiento de nuestra gratitud. El problema es, que han pasado tantos años, que la mayoría de los que toman las decisiones no tuvieron que soportar los vejámenes y torturas que se llevaron a cabo en la denominada Era de Trujillo. Por eso, los que estamos conscientes de aquella horrible pesadilla, pedimos al superior Gobierno, que descontinúen los apresamientos y posterior deportación de ciudadanos que en lugar de tomar represalias contra ellos, merecen todo el apoyo de un pueblo que sabe ser generoso y solidario con nuestros hermanos de la denominada República Bolivariana de Venezuela.

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